Capítulo 5

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Pauline

La semana fue bastante agotadora, los últimos preparativos para la fiesta de inauguración del Mall, me tuvieron ocupada; y sin contar, que como ya lo esperaba, tuve que cubrir el trabajo de Xime.

Ya era tarde, con tantas cosas por hacer, olvidé comprar un vestido para la fiesta. Busqué en mi armario como desquiciada, pero no encontré nada. Estaba en cero, eso me pasa por andar regalando la ropa. Es un feo defecto mío, no me gusta acumular muchas cosas, me gusta tener solo lo necesario.

Sonó el timbre de mi apartamento. Fui corriendo a ver quien diablos era, estaba en una gran crisis, quién tuviera la valentía de molestarme en este momento, debía ser muy tonto.

—No me digas... estás en crisis — Rodé los ojos. Parece que Ariadne quería ganarse una buena pelea por culpa de su lengua.

—Tranquila , tranquila .... vine a salvarte — y sacó detrás de ella unas bolsas — Sabía que estarías como loca con los preparativos y que olvidarías lo más importante. Todo está en las bolsas ... vestido, zapatos, accesorios — me guiño un ojo — Ahora, espero mi respectivo agradecimiento

— ¡Gracias! - le dije más tranquila, seguido de un suspiro ... enarque una ceja e hice la pregunta que me estaba atormentando — ¿Qué me vas a pedir por esto ?

Yo sabía muy bien, que ningún gesto amable de parte de mi hermana, venía de a gratis. Ella iba a pedir algo a cambio, y yo tendría que acceder.

—Lo sabrás en su momento — dijo juguetona. Fruncí el ceño, ahora dudosa de haber aceptado su ayuda, pero no me quedaba de otra.

Me despedí de mi hermana, y fui corriendo a vestirme. Abrí la primera bolsa y encontré un vestido ceñido color negro bastante elegante, me lo probé y ajustaba a la perfección. El escote no era muy recatado, pero no se veía vulgar. Me coloqué los tacones, que estaban en una segunda bolsa, no eran tan cómodos pero lucían muy bien. La caja de los accesorios, fue lo que más me emocionaba. El collar era hermoso, los cristales le daban un toque refinado a mi vestido, junto con los pendientes a juego.

Me maquillé como normalmente lo hago, no me gusta gastar tiempo en poner capa tras capa de maquillaje. Prefiero el maquillaje más natural, por lo que ricé mis pestañas y le coloqué rímel, puse una sombra bastante discreta, delineé mis ojos con una línea muy fina y coloqué un labial nude.

Mire mi reflejo en el espejo y me sentí cómoda con mi apariencia, no me gustaba resaltar entre la gente, así que el vestido negro era una excelente opción. Tome mi bolso de mano y me dispuse a salir de mi apartamento, cerré la puerta y comencé a caminar por el pasillo.

—Hola Pauline — voltee, era mi entrometido vecino — Supongo que vas a la fiesta

—Hola Víctor, sí en eso estoy, y ya se me hizo tarde ... así que, nos vemos — y cuando estaba a punto de voltear para salir corriendo, me detuvo del brazo

—Yo también estoy en camino ... ¿qué te parece si vamos juntos? — me sorprendió su ofrecimiento y creo que lo pudo notar, porqué, ahí mismo me mostró una amplia sonrisa

—Está bien ... Diré la verdad  — con una sonrisa media incómoda, pasó una mano por su pelo y siguió — Mi auto se averió y tuve que dejarlo en el taller ... ¿me darías un avento? — preguntó, con una media sonrisa  

— Eso sí es más creíble — dije con una media sonrisa — Está bien, vamos

Nos dirigimos al estacionamiento del edificio. Me encantaba mi jeep, siempre quise una, su color negro le daba un toque elegante y al mismo tiempo casual. Me subí y le hice una seña para que él hiciera lo mismo. Me saque los tacones, eso de manejar con tacos, no era lo mío, y no me importaba que Víctor estuviera a mi lado.

Ruleta de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora