Capítulo 13

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—Al parecer no merecen llamarse guardianes ¿No es así? —

Bright acariciaba la cabeza de Baifern mientras que ella permanecía en el suelo dentro de un profundo sueño. Ella no alcanzó a observar en donde se encontraba, pero el mentor de los guardianes fue más listo y colocó un chip de rastreo en la camioneta de Perth. Eran cuestión de horas o incluso minutos para que el mayor apareciera en el escondite.

— ¡Ellos ya no comparten el vínculo, no te serviría en nada vaciar el cuerpo de Baifern! —

Cada palabra que soltaba Zee contenía montones de rabia hacia su mayor. Perth por otro lado era sostenido por Saint para evitar que realizará algo que pusiera en riesgo su vida.

Bright levantó un poco la cabeza de la chica y con el dorso de la mano acarició suavemente su rostro.

— Lo sé... Pero necesito el cuerpo de alguno de ellos, son los únicos compatibles con el alma de... De el.—

Zee y Perth intercambiaron miradas confusas, no entendían de lo que hablaba Bright.

—¿De que diablos estás hablando? ¿Eh? Si tanto quieres el cuerpo de alguien, toma el mío pero deja a mi hermana en paz, maldito psicópata—

Saint desprendía enojo y frustración, pero lo que más sorprendía de el era su mirada, veía a el mayor como si quisiera que desapareciera por completo de la faz de la tierra.

Bright comenzó a reír desvergonzado, frotó la palma de la mano contra su perfil izquierdo y suspiró alegre.

—Bien, no soy tan malo como creen. Es más, para que cambien su manera de pensar de mi, te propongo algo Saint. —

Fijó la mirada en el mellizo y se levantó con Baifern en brazos.

— Me vas a acompañar a dónde se reúne el aquelarre, esperaremos a que tú linda hermana despierte y juntos decidirán quién vivira en el cuerpo de quién ¿De acuerdo?

— eres un maldito hijo de pu...—

Zee lo interrumpió, a pesar de que Bright era el enemigo ahora, no podía arriesgarse a este le hiciera algo malo a Saint.

— Bueno, tu decides Saint. Es eso o que el alma de tu hermana se esfume. Te aconsejo que decidas ahora, no suelo hacer este tipo de propuestas. —

Perth trató de hacer que Saint no tomara una decisión atrabancada, pero este no estaba dispuesto a escuchar nada de nadie.

— De acuerdo. Estoy dispuesto a aceptar el trato. —

Bright sonrió ladino y se dio media vuelta para salir de la casa, no sin antes soltar sus últimas palabras.

— Tu guardián deberá llevarte. No lleguen tarde. —

Cruzó la puerta con Baifern en brazos y subió a la camioneta que lo esperaba afuera. Cinco segundos más tarde, ya no había rastro de ellos por el lugar.

— ¡Demonios! Pero que carajo acaba de pasar... ¡Zee, despierta! ¡Porque demonios no ayudaste en nada! —

Zee observó con tristeza a Saint y trató de aguantarse las lágrimas.

— Debemos irnos Saint... —

— ¡¿En serio vas a llevarlo ahí a que muera?! —

Perth empujó a Zee mientras le hablaba con voz fuerte.

— Esa es una decisión que le corresponde a el, no a nosotros. Baifern está de por medio, ella tambien nos necesita ¿Dejaras que su alma se pierda para siempre?—

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