Capítulo 14

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— Baifern... Dónde está mi hermana... —

Hubo un silencio terrible, que aumentó mis ganas de volver a vomitar aún que no hubiera más dentro de mí.

— Donde... Dónde está... —

— Saint... ¿No lo recuerdas? —

— ¿Qué... Qué debo... Que pasó...? —

— Baifern... Ella dejó que absorbieras su energía.—

Tragué dificultoso y un escalofrío me recorrió completo.

— Su alma reside dentro de ti... —

Fue la gota que derramó el vaso.

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Entre sueños...

— ¿Saint? ¿Puedes oírme? —

—¿Bai... Baifern? ¡Baifern! ¿Eres tú?... Sigue aqui, aferrate a mi cuerpo. No dejes de existir...—

— Tranquilo, no tienes porque temer, me quedaré contigo. Habitare en tu cuerpo al mismo tiempo que tú pero me quedaré dormida hasta que alguno de los dos desee lo contrario...—

Su voz era suave, mi subconsciente captaba y almacenaba cada variante de su tono, aferrando me a ella.

— Podrás disfrutar de la vida tanto como yo, hermana. Los dos buscaremos acomodarnos hasta que podamos recuperar tu cuerpo...—

Aquella voz se apagó unos segundos. Segundos que parecieron minutos.

— No, Saint. Es tu turno de vivir la vida sin limitaciones, por eso es que te entrego mi energía. Podremos cohabitar sin necesidad de que tu cuerpo empeore por mi intrusión—

— No, no puedes hacer eso. No quiero que cuando recuperes tu cuerpo, vivas como yo...—

La voz se fue alejando poco a poco, desesperado y sin poder hacer nada por impedirlo.
Al final, desperté.

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Un fuerte dolor de cabeza hizo que un gemido sonoro saliera desde su ronco pecho. Intentó acaparar todo el diámetro de su craneo con su manos pero ni así disminuía el dolor.

— ¡Zee!... Aghhh... ¡Zee!—

No supo que tan fuertes eran sus gritos hasta que cinco segundos después, dos cuerpos exaltados aparecieron frente a el.

— ¡¿Qué tienes?! ¡¿Que te está pasando?! —

Zee se sentó sorprendido a su costado y tratató de llevar las manos hacia la cabeza del contrario, pero Saint se alejó.

—... Debe ser la presencia de Baifern en el.—

Perth, quién se había quedado parado a los pies de la cama, salió velozmente de la habitación. Algunos segundos después volvió al cuarto con un libro en sus manos.

— Energía, energía, energía...—

Repetía mientras buscaba algo y pasaba las hojas rápidamente. Zee solo atinó a observarlo preocupado, mientras trataba de hacer que Saint se recargara en el y abrazarlo.

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