Después de analizar unos segundos mi nombre, comenzó con su labor en mi cabello. No sé si eran sus manos masajeando mi cabeza o el echo de que nunca había contratado un servicio en un salón de renombre, pero a los pocos minutos de haber comenzado el corte, entré en sueño profundo.
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Desperté al sentir el brazo adormilado, entrecerre los ojos y fruncí el seño. ¿La silla del salón de belleza era reclinable?
Aclaré la mirada y observé el techo de la sala del tipo. ¿Que diablos hacia ahí? ¿Ya estoy lo suficientemente loca como para soñar tonterías?Solté un ligero "Auch" al aire, y unos quejidos resonaron en mi oído derecho. Giré la cabeza y vi el motivo del cosquilleo en mi brazo, era él.
— Mgh... ¿Qué hago aquí?
Gracias a mi voz, Zee se despertó. Al hacerlo, lo primero que hizo fue tocar mi rostro y observarme de la manera más preocupada y extraña posible.
— ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?
— ¿Tienes poderes de teletransportación? ¿Qué hacemos aquí?
— Fuimos a ver a Tony, pero estabas tan cansado que te dormiste. No te quisimos despertar así que te traje aquí, pequeño.
— ¿Cansado?... ¿Pequeño? No pensé que estuvieras tan desesperado.
—¿De que estás hablando, Saint? ¿Estás molesto conmigo?
— ¿Saint? ¿Ese va a ser mi nuevo apodo?
Zee me miró preocupado y con las cejas casi juntas. Colocó una mano en mi frente, midiendo tal vez mi temperatura.
—¿Sientes mareos? ¿Quieres que llame a tu madre para que te revise?
— ¿Mi madre? Me conociste en la calle, ni si quiera sabes quién es.
Lancé su mano fuera de mí, me paré del sillón en donde estaba y caminé rapido a encerrarme en el baño. El tipo me había seguido, puesto que al cerrar la puerta de golpe u poner seguro, unos toques desesperados hicieron segunda.
— ¡Saint! ¿Qué diablos está pasando? ¡Abre la puerta!
— ¿Qué diablos me hiciste? No sabes nada de mi. ¿Que diablos está pasando contigo?
Me pegué a la puerta tratando de asimilar que pasaba, luego recordé que lo último que hicimos fue el corte de cabello, así que me apresuré al espejo del baño y ahí estaba.
— ¿Qué...?
No sabía como explicar lo que estaba viendo. Era como uno de esos espejos de las ferias en donde todas la dimensiones de tu cuerpo se distorsionaban. Así me estaba viendo yo. Acerque más mi rostro al espejo y con los dedos recorrí cada espacio de este, había alguien igual a mi reflejado en el espejo, pero este tenía facciones más toscas que las mias. Así que ¿Así me veía con el cabello corto? Y, pero que diablos, la complexión de mi cuerpo había aumentado en ligera proporción, ahora tenía más el aspecto como un ¿Hombre?
El ruido de unas llaves y una chapa siendo abierta me hizo reaccionar. Gire en dirección a la puerta y Zee me observo lleno de preocupación e incertidumbre.
— ¿Que rayos me hiciste? ¡¿Eh?!
Lo apunté con la rasuradora que estaba en el lavabo para que no se acercara a mi.
— Saint tienes que tranquilizarte. No sé por qué estás haciendo esto pero debes calmarte y hablar conmigo ¿Okey?
— ¡¿Calmarme?! ¡¿Hablar contigo?! ¡Tu me hiciste esto! ¡Se supone que solo iríamos a un corte! ¿Que carajo me haz echo en el cuerpo? ¿Le hiciste algo a mi voz también?
La desesperación iba en ascenso. En el espejo era yo pero no era yo. Mi cabeza iba a explotar por el lío que estaba viviendo.
— Escucha, no me voy a acercar a ti, pero tienes que tranquilizarte. Por favor, suelta eso, tu cuerpo no puede resistir mucho alboroto, se consiente de eso.
— ¿Pero de que me estás hablan...
Cuando estaba refutando su palabrería, un dolor punzante comenzó a apoderarse del lado derecho de mi cabeza, solté lo que tenía en la mano para sostenerme del lavabo. Mis piernas empezaron a flaquear y mi cuerpo pesaba como si hubiese corrido un maratón de diez mil kilómetros.
— ¡Saint!
Antes de que cayera al suelo, los brazos de Zee lograron alcanzarme. Lo abracé por el cuello y el me cargó como princesa, sacándome del baño y llevándome a su habitación, cuando me recostó en ella, rápidamente sacó del armario un tanque de oxígeno. Cuando acercó la máscara para ponerme la, le obstrui el paso con mi brazo.
— ¿Qué...? ¿Por qué me pones eso...?
Quitó mi mano y me colocó el oxígeno, seguido de eso abrió todas la ventanas de su habitación y regresó a ponerse de rodillas a mi costado, acariciando mi cabeza con el semblante más preocupado que había visto en alguien en toda mi vida, incluso, sus ojos estaban tan brillosos que parecía que estaba a punto de llorar.
— Escucha, se que estás enojado por lo de ayer, pero... Créeme, tu eres lo más importante para mí, yo solo... Entré en desesperación por no poder ayudarte. Por favor, perdóname.
Se agachó y besó mis nudillos. Mi cuerpo dejó de hacerle caso a mi mente y mi mano subió por la mejilla de Zee. Él por su parte, pegó mi mano a su boca y besó la palma, sonriendome y levantándose para acostarse a un lado de mi, acariciando mi cabeza.
— Yo... No estoy enojado contigo... Pero temo que te enamores de ella y... Me olvides a mi...
— Nunca podría hacer eso, pequeño. Ella solo es parte de la solución, nunca podría sustituir te a ti.
Fue entonces, que mi cabeza giró hacia el techo y mi vista se volvió negra.
Desperté jalando una bocanada de aire y mi respiración se volvió irregular. Abrí por completo los ojos y me levanté de golpe, me encontraba de nuevo en el sillón de la casa de Zee. Me llevé las manos a la cara y repasé mi facciones, está vez realmente eran las mías, toqué mi cabello pero este ya era corto entonces con prisa me paré hacia el baño y justo cuando me vi en el espejo exhale de alivio. Era yo solo que con un nuevo corte de pelo.
— No creí que tuvieras el sueño tan profundo.
Giré a la izquierda y con su clásica pose recargado en el marco de la puerta estaba Zee viéndome. Su rostro no tenia expresión, solo estaba cruzado de brazos y observándome atento.
—¿Cuándo es que... Cuando es que llegamos aquí?
— Te quedaste dormida en cuanto Tony tocó tu cabeza, traté de despertarte pero parecías sedada, así que el me ayudó a cargarte hasta el carro, ya aquí tuve que pedirle al portero que me ayudara a traerte hasta aquí. ¿Consumes sustancias dañinas o algo por el estilo?
Mi cara se arrugó y negué confundida.
— Seré ramera pero no estúpida.
Las palabras que dije parecieron haberle dado gracia, sonrió y bufó.
— Bien señorita de la vida nocturna, ya que descansaste tanto y me esforcé demasiado en traerte, te toca prepararme la cena.
Alzó las cejas y caminó dos pasos hacia atrás sin quitarme la mirada.
— Por cierto Baifren, te vez muy linda con ese corte.
Mi corazón pareció reaccionar ante su voz y un tono rosado pintó mis mejillas.
— Gracias...
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At the same place
Mystery / ThrillerAlguna vez se han preguntado ¿Qué clase de persona serían si fueran del género opuesto? No es válido contestar que la misma, porque por algún u otro motivo siempre resultamos ser diferentes a como pensábamos. Pues bien, algunos descubren ese secreto...