Capítulo 6

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- ¿Baifern? ¡Hey, Linda! ¿Estás conmigo?... ¡Baifern! -

Abrí los ojos por completo.

Me levanté de golpe y un dolor de cabeza intenso apareció. Solté un quejido y me llevé los dedos a las sienes para masajeralas. Observé mi cuerpo, mis manos, mi ropa, si era yo esta vez. Giré mi cabeza hacia la derecha y ví a Perth sentado en el sillón de enfrente de mi, tenía una charola con un té y algunas medicinas también.

- ¿Dónde estoy...? -

- Bebe esto, te ayudará a bajar la fiebre -

Me extendió la taza y obedecí sin chistar lo que me indicó.

- ... Estás en mi casa, te desmayaste luego de ver a Zee frente a tu casa. -

Casi me ahogo con el té que estaba bebiendo, tosí un par de veces hasta que pude soltar una oración. ¿Cómo sabía quién era el?

- ¿Cómo conoces a Zee? ¿El está aquí? ¿Estás compaginado con el? -

Mis nervios aumentaron y me arrincone en el sillón, viendo con temor a ese chico.
Ahora sí estaba completamente perdida.
Estoy más confundida que nada, no sé ni qué diablos está pasando, no se por qué me soñaba como hombre o por qué aparecía en lugares donde ya había estado, y que rayos era Zee o que super poderes tenía o que...

- Hey Baifern, tranquila. Tengo que explicarte algo urgentemente pero tienes que tranquilizarte y escucharme. -

- ¿Cómo carajos me voy a tranquilizar si tal vez estés de su lado? ¿Qué quieren de mi? ¿No se lo pueden pedir a otra? ¿Qué diablos tengo yo, eh? -

- Yo entiendo tu frustración y miedo, pero tienes que escuchar lo que te voy a decir, si no, en verdad no vas a entender todo lo que te ha pasado... -

- No quiero escuchar nada de ti, quiero irme de ... -

Y, aquí vamos de nuevo.

Perth dió un chasquido y mi conciencia se apagó.

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Una luz blanca se hacía presente con fuerza en una habitación.

En ella se encontraban 3 personas. La cantidad aumentaba, pues una de ellas era una mujer embarazada que daba a luz a dos pequeños.
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Las dos personas restantes, eran Zee y Perth. Ellos sostenían cada uno a un bebé, Zee cargaba a un lindo niño de cabello castaño, largas pestañas, nariz pequeña, pómulos prominentes y con un aura traviesa.

Por el contrario, Perth sostenía a una linda niña, de mismo color, mismo cabello, misma nariz, pómulos prominentes y con un aura de tranquilidad que hacía sentir en paz a cualquiera que estuviera cerca de ella.
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Llantos.
Gritos.
Un terrible estruendo.

Debajo de un puente, un chico corría con un bebé en sus brazos, cojeaba, tenía algunas heridas en sus manos y cara.
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Una pequeña casa en un barrio oscuro, una señora cargaba a un bebé un poco sucio, el aire hacia mover árboles y techos de aquel lugar tétrico.
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Desperté.

Estaba en la misma posición, acurrucada en el sofá. Perth se encontraba sentado aún más cerca de mi, me veía con preocupación.

- ¿Que fue lo que acabas de hacer? -

- Ya te había pasado esto anteriormente con Zee ¿No es así? -

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