NUESTRO RUT.5

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Cuando por fin se cerro la puerta, la pareja parecía estar comiéndose en un beso tan apasionado, que había sido un milagro llegar a su paraíso. Félix tocaba y apretaba el trasero de su omega, disfruta mucho hacerlo, sentía como las manos de su esposo se fundían en su cabello para tenerlo mas cerca.

Félix: Eres tan hermoso...

Isaac: *mordiéndole el labio* Félix...

Se siguieron besando, mientras el alfa subía las escaleras casi volando, cuando llegaron a la habitación, Félix se sentó en la cama para sentar a su omega en sus piernas y siguiera con ese movimiento de caderas sobre su pene que tanto le excitaba, el supresor de los dos ya se había desvanecido y ahora solo daban rienda suelta al deseo que sentían uno por el otro.

Isaac ya tenia su ropa interior muy húmeda, necesitaba ya tener a su alfa en su interior, las feromonas lo hacen sentir mas excitado aún, no importa cuantas veces lo huela o entren en él, se sienta tan bien, que no podía soportarlo. Félix se había encargado de quitarle completamente la ropa mientras se besaban, entonces bajo sus manos y acaricio el torso de su alfa, eran tan exquisito que era inevitable no tocarlo. Para sorpresa del alfa que seguía con el pantalón puesto, su omega ya le estaba abriendo su pantalón para dejar salir su erección, fue cuando gimió, su peligro había empezado hacerle sexo oral, con una fascinación y excitación que solo gruñía.

Félix: Carajo Isaac, se siente tan malditamente bien, que no puedo... *tomándole la cabeza*

Si le gustaba el sentir la boca de su omega en su pene, pero ya no aguantaba más, alzo a Isaac, lo acomodo y entro, se sentía tan bien estar dentro de su omega, pudo ver como arqueo la espalda su omega, su pecho expuesto se veían demasiado apetecibles sus pezones, su cara sonrojada, con algunas lagrimas en la cara, sus aferrándose a la almohada y diciendo su nombre mientras gime.

Isaac: Se siente tan rico Félix, tan rico

Félix: *acariciando y pellizcando los pezones de su omega* Isaac, carajo, se siente tan bien, que no podre dejarte ir nunca.

Hubo contacto visual, se besaron con hambre y empezaron las embestidas frenéticas del alfa, el miembro era tan bien recibido y se sentía tan bien que era demasiado excitante y placentero. El omega también movía sus caderas y abría un poco mas las piernas, mientras las enredaba en las caderas de su compañero para sentirlo con más profundidad. Era tan exquisito, y se volvió abrumador cuando sintió como su rubio le estaba saboreando su pezón.

Isaac no paraba de gemir y mover sus caderas para su alfa, mientras el rubio no paraba de embestirlo, era un placer tan gustoso y magnifico para ambos que era fantástico no ser interrumpidos.

CORTOS  BASADOS EN LA NOVELA DE DEAR BENJAMÍN Y7 LOVE BENJAMÍNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora