Mi esposo 7

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Después de que casi se atraganta con la comida, Félix se empezó a reír, no importa cuánto tiempo lleven estando juntos siempre logra avergonzar a su amado omega. Luego de la comida se quedaron en la mesa hablando un rato más y tomando un poco más de vino, los se sentían a gusto estar el uno con el otro, el rubio le dijo que tenía algo que enseñarle en la planta de arriba, así que empezaron encaminarse para haya.

Cuando Félix se estaba dirigiendo hacia la parte des desván, se dio cuenta que Isaac ya no estaba detrás de él, sino que se había quedado su habitación, la había dejado abierta, vio como Isaac se metió al cuarto. Félix fue con él y cuando le iba decir una broma, fue cuando lo encontró enfrente a la silla donde tenían los dos peluches que lleva consigo en todos sus viajes para recordar a sus calabazas, de manera discreta cerró la puerta y agarro a su pelinegro de la cintura, para clavar la nariz en su marca de enlace.

Isaac: Pese que era broma que los cargabas en tus viajes, pero no *tomando los peluches*

Félix: Seré el mejor alfa del mundo, pero ustedes me ayudan hacerlo, además son mis hijos... Y los amo mucho, ya que me los dio la persona que más amo en el mundo.

Isaac volteo a ver a su esposo, soltó los peluches en la silla, solo para volverle a abrazar el cuello, lo miro con ansiedad y fue cuando empezó nuevamente la ronda de besos apasionados que habían interrumpido por el paseo. El rubio solo pego más a su cuerpo a su Isaac, estaba tan ansioso de tenerlo cerca, de su olor, su sabor, su calor. Empezó a encaminarlo para la cama, donde quedo acostado debajo de él su bello omega, sus manos no están quietas y mucho menos perdía tiempo para poder quitarle esa estorbosa ropa, sentía como las manos de su pelinegro se clavaban en su cabello, como sus feromonas le suplicaban que ya estuviera dentro, y ya se Moria por hacerlo. Cuando dejo a Isaac solo en bóxer, el empezó a quitarse la ropa de manera sensual para su omega que lo veía de manera tímida pero con la cara roja, fue cuando observo con la sesión de besos y verlo desnudarse su omega estaba ya húmedo, además de que sus pezones empezaban a derramar el alimento de Callie...
Fue en ese momento que empezó atacar los pezones de Isaac, haciendo que temblara con fuerza, su lengua caliente y su succión hacía que el pelinegro gimiera con ganas...

Félix: No pensé que iba a durar tanto tu leche mi amor, pero es algo que me alegra bastante, aunque es raro compartirte con Callie.

Isaac: Félix... espera un poco, espera...

Félix: No puedo, eres tan delicioso, además de estas tan sensible... Me alegro haberte hechos masajes...

Isaac: ¡¡ahh, aah!! Tu hija y tu parece que me quieren dejar seco... Tampoco espere que se alargara más tiempo esto...

Félix con la otra mano empezaba a pellizcar el otro pezón, mientras metía la pierna en medio de las de Isaac, solo para empezar a empujarlo con ganas, podía sentir perfectamente la humedad de la entrada de su omega, su olor le decía que ya estaba listo para recibirlo, pero quería prepararlo antes... tenía un tiempo que no lo habían hecho no quería lastimarlo.

Isaac se sentía tan empapado de placer, sentir los besos, la lengua, el olor, las caricias de su amado Félix, hacía que la perdiera su conciencia, cuando empezó su rubio a jugar con sus pezones, perdió la compostura, fue cuando se dio cuenta que ya se había corrido mientras Félix jugaba, sentía lo húmedo que estaba y deseaba tanto tenerlo dentro, fue cuando vio las intenciones de su alfa de querer prepararlo, pero ya no aguantaba más. Paro las manos de su alfa, sorprendiéndolo... Abrió las piernas y lo miro con esa lujuria que solo su alfa sabe apagar.

Isaac: Te necesito ahora, te quiero a ti dentro Félix, ya no lo soporto...

Félix se éxito de sobremanera al escuchar la petición tan apasionada de su Isaac, lo beso con desespero, acomodo sus brazos bien en los laterales de su esposo y entro por completo, haciendo que Isaac se corriera otra vez, gemía su nombre, jadea y el cuerpo debajo de él, estaba temblando por lo bien que se sentía. Sus embestidas empezaron hacer rudas y llenas de pasión y lujuria, se Moria por él, sentía como las paredes internas de su omega, lo recibían tan bien y lo apretaban tan deliciosamente que sus feromonas se rociaban no solo en Isaac, sino que, en toda la habitación, empezaban a llenar el piso de arriba. Lo único que deseaba era fundirse en el cuerpo de su pelinegro, podía sentir con mucho éxtasis los era rasguñado en sus brazos, hombros, su espalda...

Félix: Eres tan perfecto Isaac, que deveras tomar responsabilidad de volverme loco mi amor.

CORTOS  BASADOS EN LA NOVELA DE DEAR BENJAMÍN Y7 LOVE BENJAMÍNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora