Soy efímera, soy humana.
¿Para qué sirve tener siempre el mismo estado de emoción? ¿Por qué hay que tener siempre los mismos gustos? ¿Por qué hay que hacer las cosas correctamente? ¿Por qué estamos aquí?
Creo en el destino y pienso que todo pasa por una razón. Algunas veces nos pasan las cosas para que maduremos y pensemos. Otras, simplemente, pasan por pasar, aunque siempre dejan enseñanzas. La vida es un libro donde aprendes lecciones y donde te puedes encontrar finales felices o abiertos. La vida también es efímera al igual que los sentimientos.
A veces lo efímero tarda más en irse, pero siempre se va. ¿Acaso algo dura para siempre? Nuestras decisiones a lo largo del camino influyen en este concepto.
Me gusta ser efímera, así no resulto aburrida, pues siempre tengo un estado distinto, gustos que varían según los días. Mi personalidad, efímera, pues puedo ser un arco iris y terminar el día como una tempestad.
No me gusta ser siempre la misma, es aburrido. Y más aburrido aún es aparentar alguien que no eres, alguien que se tiene que callar cosas para no ofender a la sociedad.
A día de hoy reconozco lo fuerte que he sido por afrontar situaciones al límite sin ayuda de nadie. Estoy contenta por todo lo que he sabido llevar a cabo. Hoy puedo decir que soy fuerte y que nadie ni nada me derrumbará.
Días que resultan lluviosos y grises pero llegan soles que saben iluminarlo. Hay personas a mi alrededor que no quiero que sean efímeras, no quiero que llegue ese día en el que desaparezcan por completo.
La vida está llena de sentimientos contradictorios y llena de seres efímeros.