Tratamos a las personas como si fuesen piedras.
Nunca nos fijamos en los sentimientos de ellas.
Siempre nos fijamos en nuestro propio dolor,
aquel que nos proporciona tanto terror.
No somos cuerpos sin alma.
Tratamos a las personas como si fuesen piedras.
Nunca nos fijamos en los sentimientos de ellas.
Siempre nos fijamos en nuestro propio dolor,
aquel que nos proporciona tanto terror.
No somos cuerpos sin alma.