Me siento como el tiempo. Puedo estar feliz y de repente estar triste. Me comprendo con la lluvia, la sensación de desahogar las gotas de lluvia para no tenerlas en las nubes. Aguantar no es sinónimo de ser valiente, el valiente es aquel que llora sin importarle nada.
El sonido de la lluvia me hace recordar cosas. Pienso en todo lo que podría haber pasado si no tuviese una pizca de suerte. La lluvia es mi fiel amiga en mis días de soledad.
A veces me vuelvo loca de ira, como las salvajes olas. No pienso cuando estoy enfadada y digo cosas por decir, me vuelvo egoísta y ciega, ya que no veo el daño que estoy ocasionando a la otra persona.
¿No os habéis sentido felices al ver el sol detrás de la tormenta? Es una sensación diferente, te llena por dentro. Cuando todo lo malo pasa y solo quedan pequeñas gotas del pasado, el sol reluce y sale de entre las nubes para recordarte que siempre sale, aunque haya que esperar bastante.
Muchas veces, el tiempo nos comprende.