Hay veces que nos miramos en el espejo y no vemos lo que realmente somos. Nos vemos como patitos feos, como personas indefensas. Algunas veces vemos lo que queremos ver en el espejo, sacándonos los defectos sin dejar de ver las virtudes. Otras personas son espejos de otras, se copian a pesar de estar incompletas.
Y no lo voy a negar, yo también me vi así. Me veía como un patito feo, como una persona indefensa, sin carácter, sin ganas de nada. Día tras día las burlas iban aumentando y me iba sintiendo más vacía. Me veía sola y el espejo roto en fragmentos. Sacaba de mí todos los defectos posibles, hiriéndome y sacando lo peor de mí.
Cambié, porque la vida es así, está llena de obstáculos y con estos se aprenden. Aprendes a cambiar por completo y rellenar esos trozos vacíos que llevas por dentro. A veces te sientes débil, sientes que tus fuerzas no son superiores para poder alcanzar tus metas... Es por eso que escribo esto.
Escribo esto porque me canso de sentirme débil, de mirarme al espejo y ver otra persona que no soy. Veo pétalos sueltos de flores hermosas. Recojo cada uno de ellos... Ya tengo una caja de pétalos y no quiero recoger más.
Me gustaría poder recoger cada pétalo marchito y crear una nueva flor, con nuevos jardines donde poder depositarlas sin que sufran.
El mundo está lleno de personas que son reflejos de otras, de personas con pétalos sueltos y de otras personas que no tienen un rumbo fijo en su vida.