Narrador omnisciente.
...
El reino de Hyrule festejaba un agradable encuentro con su próxima regente, a pesar de los sucesos ocurridos hace ya más de un año, no impidió que éste Reino que ha sido condenando por la maldad hasta el final de los tiempo, se haya levantado una vez más.
El día empezó glorioso y brillante, dejando en claro que un pequeño frío se sentía por sus vientos azotadores, se dedujo que el otoño prontamente aparecería sin ímpetu.
Las calles del mercado de Hyrule, a pies del Castillo, estaban repletos de ciudadanos y soldados custodiando perfectamente el bienestar de su pueblo. Muchos esperaban ansiosos a que las puertas hacia el Palacio fueran abiertas, pues, la coronación y celebración sería junto con la misma futura monarca.
Moy se agarraba de sus dorados cabellos pasando una ligera frustración y estrés al darse cuenta que muchos de sus aprendices no hacían caso a sus órdenes como superior, Link se había ofrecido para ayudarlo siendo él también parte de ése papel, pero el guerrero queriendo que su criado se concentrara más en él y en el bienestar de la princesa, prefirió encargarse él.
-Comandante, hay más viajeros alrededor del mercado. Son Gorons y unos cuántos aldeanos de otras poblaciones, ¿los dejamos entrar? -. Pregunta un soldado, viéndose intimidado por la mirada de su superior.
-¿Acaso hablo idioma Hyliano antiguo? -. Inquirió, sintiendo un ligero enfado recorrer su sangre -. ¡Qué los dejen entrar a TODOS POR LAS DIOSAS!
-¡Sí, señor!
El soldado se retiró rápidamente del despacho del guerrero Moy, éste enardecido dejó salir un largo suspiro cargado en frustración. Parecía que a todos la cabeza se le llenaba de alguna especie de laguna mental, al menos, todas las tácticas que Link y él han impuesto para la seguridad de todos, no ha fallado ninguna.
-Bien, sólo se espera que el resto cumpla con la parte de su trabajo -. Dijo, inflando sus mejillas y exhalando todo el aire acumulado.
...
Era la sexta vez que se acomodaba el corbatín frente al espejo, peinó su rojizo cabello hacia un lado y sus anteojos reposaban en su puente como siempre. Estaba un poco nervioso por tener que estar al frente de casi todo el pueblo de Hyrule, junto al Héroe y como si fuera para más; a la próxima monarca.
Todos tendrían que estar a ambos lados de los ya mencionados, para dirigirse al pueblo y dar algunas palabras para hacerse notar que ellos eran la nueva corte de la Reina.
A diferencia de su inquietud, su acompañante estaba enfadada por tener que usar esos corsés tan ajustados simplemente quitándole su respiración. El vestido que tenía le parecía "inadecuado", ya que parte de su piel blancuzca relucía. Como un lindo escote y su pantorrilla al sacar su delgada pierna.
-Detesto esto -. Bufó, arreglándose su cabello azabache solamente en una coleta alta. Sin joyas, ni cadenas y sin brazaletes.
En cambio, Shad la observaba atontado, con un ligero color carmín pintando su pecoso rostro.
-Para mí, te ves perfecta -. Confesó, sonriendo embobado -. Y para que termines ése hermoso vestuario...
Salma miró a su joven pareja técnicamente voletear por la habitación buscando algo con sumo afán. Lo que más le parecía gracioso de él, era que siempre olvidaba dónde ponía las cosas.
-¡Lo encontré! -. Anunció, saliendo debajo de un sillón y con un peinado completamente alborotado.
Salma ríe a carcajadas, después de fija en la caja roja que yacía en manos de su amado.
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Recuerdos Del Crepúsculo
FanfictionVivir bajo las paredes del palacio mientras el crepúsculo asechaba mi reino, no fue tarea fácil. Esperaba pacientemente el regreso del héroe para después poner fin y encerrar a la maldad que nos vimos obligados a vivir. Pero los recuerdos trágicos y...