Relajé mis hombros y respiré pesadamente. Apreté con más fuerza el mango de la espada, con un punto fijo a mi frente. Lancé un tajo horizontal dando una vuelta y partiendo el muñeco a la mitad. Respiré agitadamente mientras enterré la espada a mi costado.
Había dejado de practicar aquellas siete técnicas, las cuáles tenían un valor muy profundo para mí. Y no lo compartía con nadie. Era más, como mis deseos más egoístas.
Internamente, pensaba que estaba mal. ¿Debía enseñarle a mis soldados las técnicas secretas de mi antiguo maestro? ¿O aquello era lo qué me identificaba cómo un héroe? ¿Estaré siendo egoísta, estaré actuando bien?
El aire me empezó a faltar, mientras mi vista se empañaba de manera muy rápida. ¿Ahora por qué estoy tan susceptible? ¿Por qué todo me profundiza una tristeza? Diosas, me había permitido no volver a hacer esto. Dejaría de depender emocionalmente de alguien, ¿por qué me dejé afectar? ¿Por qué tenía que seguir dejando a Ilia entrar a mi vida cuando le diera la gana?
Dejé salir un suspiro, las lágrimas descendieron de la impotencia que tomé en cuestión de segundos. Llevé ambas manos a mi cintura y dejé caer mi cabeza hacia atrás, sintiendo la brisa gélida de la tarde.
El cielo era un púrpura mezclado con azul marino. El sol se iba ocultando a los lejos, detrás de las verdes montañas o más bien, de las arduas elevaciones de la montaña de la muerte.
Un día después de la coronación de "su majestad", el otoño llegó. Todo el campo alrededor del castillo, estaban siendo abarcados por el montón de hojas que caían una por una, haciendo su típico cambio para la próxima estación. Siendo de la región cercana de los Zoras, el frío es más imponente por el pico nevado.
Escuché pasos finalmente a mis espaldas, abrí los ojos de sopetón y me erguí. Observé sobre mi hombro, frunciendo el cejo ésta vez de enfado.
-Sé que mañana van a partir a Ordon. Y, seguramente no sé cuándo volveré a verlos -. Digo, girándome con pesadez hacia su frente -. Por eso, quiero detener está discordia de una vez por todas -. Finalizo con enfado.
Ambos se miran mutuamente, fijándome de parte de la vista paterna que veía con serenidad a su hija. En cambio, ésta sólo lo que hizo fue bajar el rostro, mostrando una mueca deprimente. Le fascinaba manipular de esa manera.
-Link, hijo... Que vergüenza, no sé cómo podré pedirte que me perdones después de haberte tratado de aquella forma tan despreciable. Hasta te humillé, siendo un malagradecido, cuando tú fuiste quién nos salvó y trajiste a mí nuevamente a mi pequeña -. Dijo Bono, viendo a su hija al costado y abrazándola apretadamente.
Sonreí de boca cerrada, soltando un suspiro y desviando la mirada.
-Ilia siempre fue alguien muy importante para mí -. Digo, notando como la mirada de ella se va hacia mí y brilla de una forma bastante esperanzada -. Y creo, que estamos a mano. Usted me dio un hogar, y yo le traje a Ilia de nuevo.
Ilia me observa, con una ligera sonrisa bajo sus delgados labios.
-Tú no me has traído aquí para hablar de eso nada más. ¿O me equivoco? -. Inquiere Bono, haciendo que su hija borre la sonrisa de manera instantánea.
Asiento con desdén.
-Es correcto -. Digo, siento como una ligera corriente de frío recorre mi cuerpo. Teniendo un ligero vértigo apoderándose de mi pecho, enfoco mi vista en los ojos esmeraldas de Ilia, puedo darme cuenta como poco a poco se apagan -. Es mejor dejar nuestra amistad terminada.
Ilia transforma su rostro de una manera bastante impredecible, no sabría explicar si quería desarrollar tristeza o enojo. Pero, terminó formando la segunda opción.
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Recuerdos Del Crepúsculo
FanfictionVivir bajo las paredes del palacio mientras el crepúsculo asechaba mi reino, no fue tarea fácil. Esperaba pacientemente el regreso del héroe para después poner fin y encerrar a la maldad que nos vimos obligados a vivir. Pero los recuerdos trágicos y...