9; química

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—¡MC Soobin-ssi!

La voz chillona de Hueningkai se escuchó por toda la sala, causando una sonrisa inmediata en el que recién estaba entrando, Soobin sólo pudo hacer eso y recibir el abrazo del menor quien se abalanzó a él. Y justo después le siguieron todos los demás chicos, ofuscándolo de una manera bastante adorable.

Todos estaban felices, festejando el hecho de que su líder había sido elegido para ser presentador de un programa bastante importante.

Yeonjun, Beomgyu, Taehyun y por supuesto Hueningkai lo bañaron con palabras de apoyo y felicitaciones desde que puso un pie dentro del lugar donde se encontraban.

La situación en sí lo llenaba de emoción, esa era una gran oportunidad y aunque también se encontraba nervioso hasta la médula, no desaprovecharía algo así ni aunque pudiera.

•••

—Lo vas a hacer bien Soobin Hyung, no te preocupes por eso, tú sólo trabaja duro como siempre, ya lo sabes. —habló Taehyun al ver a su amigo tan pensativo. Él estaba sentado frente a Soobin, picando de las sobras de comida de los demás.

Todos habían cenado juntos para celebrar el logro de Soobin, comieron distintos platillos y tuvieron una larga charla hasta que se les hizo de madrugada.

Ahora Yeonjun y Beomgyu se habían ido a sus respectivas habitaciones a dormir, mientras que Taehyun y Soobin se habían quedado entretenidos hablando de un tema aparte.
Hueningkai por otro lado estaba sobre el regazo del mayor, dormido en su pecho ya que por más que Soobin le dijera que podía irse, el menor no se había separado de él y de su toque desde que había llegado.

—Gracias Taehyunnie, haré lo mejor que pueda. —respondió Soobin sonriendo un tanto adormilado.

—Yo sé que sí. —afirmó Taehyun, limpiándose las manos con una servilleta. —Bueno... iré a mi habitación, ya es tarde. —avisó levantándose.

—Oh sí, claro, mañana tenemos trabajo. —contestó el más alto, mirando la hora en su celular.

—Los dejo solos, y Soobin, no me hagan ruido cuando estoy dormido por favor. —habló el rubio con una sonrisa y una mirada acusatoria, dándose vuelta justo antes de cruzar la puerta.

Se refería a aquella vez en la que Soobin y Hueningkai entraron a tropezones y susurros no tan bajos a la habitación que compartía con el segundo y lo despertaron de su sueño de belleza. Aunque, bueno, eso no había sucedido sólo una vez.

—Prometido. —respondió el mayor sonriendo culpable, viendo cómo el otro se iba hasta que giró por el pasillo y salió de su campo visual.

Y todo quedó en silencio... por unos segundos.

—Debí de haberme quedado despierto, lo siento.

Soobin sonrió sin bajar la mirada cuando la voz tan tierna de Hueningkai llegó a sus oídos.

—Llevas despierto unos cuantos minutos ya, cielo. —dijo el mayor, causando un puchero en el otro.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó el castaño y sólo recibió una ceja alzada del que lo tenía en brazos.

Por supuesto. ¿Para qué preguntar? Soobin lo conocía mejor que nadie, seguramente tenía sus trucos y no se los diría, así como él mismo tenía los suyos.

Chicles | sookaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora