Chicles | sookai

13; confesiones

Era una noche tan oscura, pero eso sólo hacía que la luna brillara con más poder.

Soobin estaba en su habitación, las tenues luces amarillas le daban un aspecto calmante, al igual que las rosas rojas que estaban en un jarrón en la mesa de noche.

Un ambiente romántico era el que lo rodeaba, y tal vez pudo hacer otras cosas pero se había levantado con ganas de hacer un Vlive, y por fin tenía tiempo justo ahora.
Así que aprovechó el silencio de la habitación y lo hizo, se sentó en el suelo, recargado en la cama con su computadora en manos y empezó el en vivo con una sonrisa.

Saludó a MOA con todo el entusiasmo del mundo, feliz de estar otra vez con toda esa gente que al final del día, era su gente.

Hoy había tenido un día excelente.
Y se reflejaba en el Vlive, recibió innumerables comentarios acerca de lo bonita que era su sonrisa y de cómo se alegraban de que estuviera contento, y aunque Soobin no haya respondido a todos los comentarios que le decían eso, dentro de él lo agradecía. Se sentía en confianza... y tal vez fue demasiada.

Le preguntaron acerca del canto y del baile, de las presentaciones, de los videojuegos que él jugaba, de los colores de cabello que más le gustaban, de cómo era su experiencia siendo MC y que era lo que le emocionaba, de ropa, de ejercicio, de comida, en fin, el Vlive se estaba haciendo larguísimo y hasta parecía una de esas dinámicas que él hacía en Weverse de preguntas y respuestas.

También, por supuesto, le preguntaron de los miembros, habló de Yeonjun, Taehyun y Beomgyu, tanto individualmente y como banda.

Hasta que le hicieron una pregunta en la que cierto cabello castaño y ojos maravillosamente brillantes se le vinieron a la mente, y no pudo estar más encantado de responder cuando, especialmente esa noche, tenía tantas ganas de hablar de su cariño; de Hueningkai.

"¿Quién es el miembro más adorable? ¿El que más te cuida?"

—Ustedes ya saben eso... —Y es que en serio, sólo bastaba con observarlo para darte cuenta. —Para mí, Hueningie es tan tan encantador...

No miró a la cámara cuando dijo aquello, sólo se acomodó la chaqueta negra que traía mientras parecía perdido en algún punto de la habitación. ¿Le avergonzaba? Claro que no, apenas estaba comenzando.

—Es adorable en todo momento, él um... en lugar de cuidarme sólo cuando estoy pasando por tiempos difíciles, él es el miembro que me baña en amor las 24 horas del día; los 365 días del año, me siento muy agradecido y... amado por él.

La sinceridad lo guiaba tras cada palabra que salía de su boca.
No pudo evitar sonreír cuando se le vino a la mente todos esos momentos en los que Hueningkai le había dado tanto conforte, incluso cuando él mismo no sabía exactamente lo que le pasaba, el menor parecía estar ahí como un angelito que no necesitaba ni palabras, ni acciones para saber lo que Soobin necesitaba.

—De hecho... —continuó, abriendo su corazón como si no existieran las represalias. —estoy muy feliz de que Hueningkai no es una persona que realmente haya tenido momentos difíciles...

Soobin creía que lo único que necesitaba era que Hueningkai fuera feliz. Lo cree.
Y tal vez eso, por otro lado, pueda sonar cobarde de su parte... ni siquiera quería pensarlo. Porque afortunadamente jamás había tenido que reconfortar a Hueningkai como el menor había tenido que hacerlo con él, rescatarlo de un hoyo tan grande, de un océano de inseguridades. Le aterraba pensar que su bebé pueda pasar por algo así pero al mismo tiempo sabía que él sería el primero en estar ahí si eso pasara. Ninguna tempestad podría llegar a mover el cariño tan intenso que sentía hacia el menor.