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Recuerda la primera vez que lo vió como si hubiera sido apenas hace unas horas, un pequeño niño con piel pálida y extremadamente adorable había entrado al estudio junto con todos los demás aprendices, destacándose por la luz que parecía irradiar, Soobin había quedado encantado.

—¡Un nuevo aprendiz!

Habían gritado aquella vez, Soobin estaba sentado en el pasillo; sorprendido por la nueva noticia.

Él nunca fue muy sociable, no se llevaba especialmente bien con sus compañeros, no tenía resentimientos o algo parecido pero tampoco fuertes amistades, pero en cuanto vió al castaño no pudo evitar acercarse.

—¿De dónde salió este niño tan lindo? —preguntó exaltado abrazando al mencionado por unos segundos para no asustarlo, aunque en realidad la emoción de Soobin era imposible de esconder.

El mayor siempre amo tanto a los tiernos bebés, y en ese momento se había encontrado con el más adorable que había visto en su vida.

—¡Hola! mi nombre es Hueningkai. —sonrió lo más que pudo, sentía sus nervios hasta la garganta y ahora Hueningkai tenía las miradas de los demás encima de él y al chico más lindo abrazándolo, jamás había estado tan rojo.

En ese momento fue cuando se convirtieron en la vida del otro, Soobin fue especialmente afectado por esos ojos y tiernas camisas de Micky Mouse que el menor siempre llevaba puestas, lo defendió a capa y espada, despertó el inmenso sentido de protección que tenía dentro.

—Te ves un tanto extraño ¿cierto? ¿De dónde eres?

Uno de los otros chicos de la compañía les había preguntado, llamando su atención, más bien le habló a Hueningkai únicamente pero Soobin no pudo evitar escuchar, alguien se había metido en su pequeño e íntimo círculo y no es ofensa pero al mayor le pareció extraño.

—Nací en Estados Unidos, Hawái si soy específico, pero en realidad tengo una gran mezcla de diferentes países. —respondió el menor con una pequeña sonrisa.

Estaban almorzando, sentados en el piso después de ensayar una coreografía, un grupo de más de 20 jóvenes se encontraba ahí, conviviendo y comiendo, la pareja se encontraba charlando tranquilamente hasta que un grupo de cuatro que estaban sentados frente a ellos les había dirigido la palabra.

—Oh interesante, si... tus ojos son raros, te delatan un poco.

—Parecen como los de un anciano por todos los pliegues, como arrugas. —habló otro de los chicos ahí haciendo reír a los otros tres de su grupo.

—Sí, um... tal vez, sí. —Hueningkai trató de reír y olvidarse de ello, después de que acaben de reírse la conversación terminaría y él podría seguir con su Hyung favorito.

—¿Qué se supone que significa eso? –Soobin quien había tratado de mantenerse callado casi escupió las palabras, él no era un tipo que buscaba peleas ni mucho menos pero ¿con qué valor venían a ofender a su niño de gratis?

—Hombre, no te lo tomes en serio ¿qué acaso no sabes lo que es una broma? —el mismo que había hecho el no tan gracioso comentario respondió.

—Sí, venga, todos nos tenemos que llevar bien ¿recuerdas? ¿Te imaginas que tú, el americano, mis amigos y yo terminemos en la misma banda? —dijo otro de los presentes.

Soobin sentía que echaba humo por la cabeza y dagas por los ojos, en cualquier otra ocasión lo hubiera simplemente ignorado pero esta vez no podía, no se sentía capaz de hacerlo.

Chicles | sookaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora