Capitulo II: Esferas de estrella

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El cielo se oscurecía maquiavélicamente, tonos rojizos y anaranjados sonreían con burla inminente, despedazaba mortíferamente los pequeños trozos de luz que se perdían en la infinidad de una futura noche. La furia del cielo rugía con repulsión y agobio a una ciudad apestosa y maloliente, inútil y malagradecida. El viento soplaba los humos fétidos de las industrias y los automóviles escupían halos negros pútridos. La ciudad recaída en una profunda oscuridad que era falsamente iluminado por luces artificiales y plásticas, las sombras se veían en una libertad más ilimitada de recorrer las ciudades infestadas de olores extravagantemente asfixiantes.

Las farolas descubrían las identidades humanas (y no humanas) que merodeaban sin rumbos fijos. La noche se percibía con miles de astros pequeños y luminosos, bañando de luz pobremente el mundo al ser opacadas por montones de luces vacías y mecánicas. La luna creciente nos ofrecía un arrullo ciego y puro que nos costaría una vida de sueño eterno.

-Que hermosa luna, se ve más grande que las veces anteriores -Me dije casi en un susurro inaudible. Presencié como los postes de luz comenzaban a prenderse uno tras otro- Demonios, ya es tarde -Maldije por lo bajo, después de aquel primer encuentro con Sasori se me revelaron unas cuantas cosas sobre lo que era más o menos el objetivo de búsqueda de Akatsuki, y aquello que Sasori quería que hiciese- Aun así, todo se oye tan irreal, es casi como si me dijeran que son reales los cuentos de hadas- Me respondí en voz alta, como si una voz externa a la mía pudiera contestarme de igual manera.

Mi mente regresó vagamente a los hechos que ocurrieron apenas unas cuantas horas mientras mis pies caminaban solos por un camino que no necesitaba recordar trazar. En esos momentos mi labio inferior temblaba lentamente y miraba atónita a Sasori, el cual permanecía sonriéndome con algo de diversión.

-¿Q-Qué? Pero... ¿Cómo supiste tú que...?- Intenté formular una pregunta, aun aprisionada por su brazo en esas horas. Antes de que pudiera siquiera terminar una pregunta, Sasori ya me interrumpía como si yo no hubiese dicho nada.

-Sakura... si así es como te llamas...-Fruncí el ceño enojada, por un momento olvidé todo el terror que estrujaba mis entrañas y que me obligaron a repudiar la cercanía que establecía con Sasori ¿Qué acaso piensa que yo le mentiría?

-Así me llamo- Le respondí sin importarme si le interrumpía, a fin de cuentas él me interrumpió primero a mí.

-Como sea -bufó, ignorándome- Ya he dicho que me interesas. Para tu desgracia, eso para mí no es suficiente -Volteé lentamente hacia el rostro de Sasori, en sus labios una torcida sonrisa con aires siniestros se plasmaba de forma superficial- Quizás conozcas a Akatsuki sólo por su nombre y porque Deidara está dentro del grupo... -Pausó por unos segundos, como intentando pensar en la manera más adecuada para hacerme entender la situación. Segundos que aproveché para lanzar una mirada furtiva a Deidara, exigiéndole una explicación dentro de mi silencio. Para desgracia mía, ni logró notar mi insistencia: se había quedado estático mirando a Sasori con reproche y preocupación. Sus facciones me provocaron un malestar en el estómago, me produjo una agitación momentánea.

Supuse en ese momento, que estaba en una de las situaciones más problemáticas y arriesgadas de mi vida. Y lo que vino después me hizo saberlo aun más claramente.

-Pero a decir verdad... -Continuo hablando Sasori, después de unos momentos callado- Akatsuki se especializa en hacer trabajos más allá de la comprensión humana -Guardó silencio unos momentos más, mirando a Deidara. No era para pedirle permiso ni nada, solo lo veía- Akatsuki no es un simple grupo de unas cuantas personas con vidas comunes y habilidades comunes, juntados por un tonto objetivo sin esperanza -La aclaración me detuvo a pensar un momento ¿Vidas comunes y habilidades comunes? ¿Qué quería decir con eso?-. Como ya dije, esta mas allá de la comprensión humana, así que, para que tu entiendas que es Akatsuki, no sólo deberás pensar lo impensable; también creer lo imposible -Pausó un poco, mirando en alguna parte del vacío- La organización Akatsuki... -Giró su rostro hacia el mío, para encontrarme contra sus pupilas rojizas, los cuales desprendían un brillo abominable- caza a los espíritus, a los seres mágicos; es decir, nos encargamos de que el mito sea un mito. Podría decirse que ayudamos a que los escépticos sigan igual- Pues, ahora que lo decía, yo estaba escéptica.

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