<Prólogo>

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Aviso: Naruto ni sus personajes me pertenecen, mis fics no tienen fines lucrativos.

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Deberíamos olvidar que esto alguna vez pasó, dejarlo aparte de nuestras vidas y pensar que sólo fue un momento fugaz  de impulsos y pasiones corrompidas. Ni mis deseos ni mis angustias son de importancia, nosotros ocasionamos nuestros propios sufrimientos.

Al menos uno puede llorar sin equivocarse. Pero, maldita sea ¿Por qué me dejo caer por una cara bonita?

Naruto tiene razón, tengo malos gustos con los hombres. Y sin embargo, el sentimiento de atracción continua activándose al localizar esos patrones de personalidad en alguien, irresponsablemente irremediable.

¿Qué puedo hacer al respecto? Olvidar las cosas son más complicadas que invocarlas, de nada me servirán las palabras si el poder de ellas es muy pobre en mi voz. Hasta que rompa el cascaron que me impide romper la secuencia de mis enamoramientos, seré libre.

Mientras tanto, terminaré encerrada en el mismo patrón, en el mismo error, en el mismo sentimiento.

¿En qué momento… llegaste realmente a gustarme? ¿Cómo saber si el sentimiento no es por otro factor que he pasado por desapercibido? ¿Sólo me dejaré llevar por ese impulso humano o reprimiré los gustos pasajeros?

Deberíamos olvidar lo que paso. Si tú estás dispuesto al olvidarlo, yo también lo haré.

¿Tú quieres olvidarlo?

Besar, acariciar, sonreír… amar.

Las palabras que una chica siempre añora vivir y revivir dentro de sus recuerdos y amoríos olvidados. Para luego, echarlos a la basura y mirarles con asco. Yo en algún momento haré eso, te olvidaré a ti y a las sensaciones que llegue a tocar en esos momentos. No lo volveré a sentir y miraré con fastidio tu encañadora sonrisa al enlazar nuestras miradas casualmente en alguna distante casualidad.

Esa clase de deseos que pronto llegaran a desaparecer.

—Sasori… ¿No te apena a ti besarme en público? Es algo vergonzoso ¿sabes?— Responde apenada al recibir miradas curiosas y nada discretas de la gente que pasaba por los alrededores. Sasori le sonríe con una diversión oculta.

—Debería ser yo el que dijera eso, no tú. Usualmente a las chicas les gusta que el novio se muestre afectuoso en público— Sin decir más comenzó a darle pequeños besitos de piquito en la mano de Sakura, y esta se sonroja notablemente por la acción del pelirrojo.

—Ya, pero… yo no soy esa clase de chicas —Dijo de lo mas avergonzada al notar como Sasori la acercaba más a su cuerpo—. Antes sí tenía esa clase de pensamientos, pero ahora me parece algo cursi— Y era cierto, le parecía algo innecesario. Si querían hacer esas cosas podían hacerlo en otros lugares, con que ellos se quieran y sólo ellos los sepan le bastaba…

Diablos, eso le pasaba por juntarse tanto con Naruto y Sasuke, ahora ella tiene pensamientos de un chico. Que patético.

—Cursi  o no, me da igual… y me gusta más que no tengas esa clase de pensamientos, sería demasiado dulce y eso no me atrae— Continuo desando la otra mano de Sakura, ignorando los cuchicheos de la gente al pasar cerca de ellos.

Esa clase de atracción irracional y continua… ¿algún día terminará?

¿O terminaré encerrada en el mismo ciclo pasional?

Quizás… deberíamos olvidar que esto alguna vez paso, y sólo recordarlo como algo pasajero y sin importancia, sólo una clase de aventura que se convirtió en experiencia.

Sólo eso.

Pero mientras eso no suceda y quede atrapada dentro de esas sensaciones tan falsas que son verdaderas, viviremos dentro de ese enternecido mundo donde la palabra amor es tan surrealista y abstracta que creemos llegar a entenderlo.

Mientras quedemos así, seguiremos dentro de esa burbuja translúcida y fresca, con un hueco de aire ofreciéndonos la vida que en cualquier momento llegaría a ese fin inesperado y agobiante.

Porque vivir dentro de una monotonía convierte tu muerte demasiado aburrida.

Si no me arriesgara a explotar mis sentimientos como cualquier persona lo hace, explotarían… mis entrañas en vez de mi furia. Y dejándonos llevar por esas emociones, generalmente, caemos en el resbalón.

En un dulce tropezón, en una enternecedora caída o en una culpa dulzona. Como quieras ver la situación, aun se halla el mismo temblor y la misma conmoción. Complaciente conmoción.

Termina teniendo el mismo sentido.

Termina siendo, un efusivo error.

Efusivo ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora