Capitulo XI: El relato, pueblo en la bruma II

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Había decidido callarlo, y lo encontré conveniente cuando el momento de mi encuentro con Kushina-nee se suscitó. Pero la incertidumbre invocó mis ansias, conforme escuchaba las palabras de mi tía, entendí que poco podría retener éste pequeño y peligroso secreto que retumbaba agitado en mi pecho. Ante mi mente, la niebla densa de mis recuerdos parecía despejarse lentamente, junto con ello el tormento retornaba como si el momento hubiese sido eternamente vívido.

Tres días antes de llegar la residencia de Kushina-nee, un visitante indeseado rompió la privacidad de mi habitación. Certeros golpeos en mi ventana alertaron mis sentidos, deslicé mis ojos hacía una oscura noche de luna nueva, no logré divisar ni las líneas de la sospechosa silueta que asaltaba mi tranquilo descansar. Farolas no habían ahí para resguardar mi seguridad. No quise alarmar a nadie y sólo me busqué a ciegas el teléfono celular pala alumbrar mi camino. "Tal vez sólo sea algún gato", lo pensé con la intención de tranquilizarme mientras me aproximaba a la ventana con lentos pasos.

—Estás tan temerosa que puedo escuchar tus huesos temblar— Una tempana voz provocó en mis músculos una contracción repentina. Retuve por instantes mi mano de la delgada cortina con estampas floridas y un suave fondo rosado que ya no se veía, el único dividendo que podría otorgarme una temible verdad: que al otro lado de la ventana se encontraría Sasori.

La acción de regresar al reguardo de mi cama se volvió tentadora, no quería volver a ver a Sasori, o cualquiera cara nueva sin vida que podría llevar Sasori a mi casa como muñeca mensajera. A mi mente volvió un muerto Deidara del que poco he sabido en los últimos días, se ausentó por completo de la escuela e Ino comenzó a negarse a darme información de él. Ni siquiera ella parecía conocer lo que ocurría, pero en su cara parecía resentir más cosas de las que suponía. Ahora mismo no estaba dispuesta enfrentar a este chico pelirrojo, ni mucho menos desde nuestro último encuentro... aunque siendo honesta no sé cuál lo fue. El errático Sasori ó el niño Sasori.

Bajé mi rostro y dejé que el tiempo de luz en mi celular se apagara. No, esto no era sólo temor, era prácticamente una fobia que me devoraba con bestialidad. Confrontar a Sasori era mi más grande fobia, Sasori era prácticamente mi fobia. Entendí que él podría ser un punto clave que desataría en mi mente todo aquello que hace muchos años me negué a enfrentar. Mi mano comenzó a temblar en su consumida ansiedad. Ignoré un discreto "click" que provenía desde el otro lado de la cortina.

—Eso no sirve. Yo también lo intenté— La insípida voz regresó, y está vez la escuche en con tanta claridad, que incluso podría describir su textura. Creí entonces, que él reaparecería ante mis ojos con el tormentoso apocalipsis entintándose en su iris con arenas hechas ceniza. No hubo movimientos, ni siquiera viento que golpeara la delicada tela, patético escudo de miedos.

—¿El qué? ¿Recordar?— Me atreví a preguntar en un susurro tambaleante de inseguridades. Desconocía el significado de sus palabras, y en parte no quise comprenderlas. Escuché segundos de silencios.

—No —Mi cuerpo tembló en un inhóspito frío que recorrió todo el torrente sanguíneo y dejó fugazmente mis sentidos entumecidos—. Intentar no recordar. No funcionó, ni siquiera para engañarse a sí mismo... y tampoco funcionará contigo.

—¿Y tú cómo lo sabes? ¡Ni siquiera me conoces, no sabes nada de mí!— Mi furia logró desentumecer mis miembros y brindarme un poco de visceral fuego que escalabra hasta mi garganta. De repente me sentí dolida, enfurecida con él. Hablándome con tanta fluidez y trivialidad, como si ninguna de las calamidades que antes me ha causado nunca hubiese existido. Lo odié, lo odie hasta la médula por ello— Deja de pretender que entiendes por lo que estoy pasando, ni siquiera sé quién eres ni porque estás haciendo todo esto ¡Yo tenía una vida antes de conocerte y era feliz en ella! ¡¿Por qué ahora apareces atormentándome por cosas del pasado que ni siquiera recuerdo?!

Efusivo ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora