Capitulo XIII: Fallido

177 15 5
                                    

1

Cuando llegué acompañada de Naruto a la residencia de Ino y Deidara me sentí ansiosa. El aire era como una dura roca en mi pecho, un ácido sabor de agruras me venía mientras deglutía. Estaba atemorizada hasta la médula, todo mi cuerpo temblaba sin control, me mareaba con unos cuantos pasos y la imagen del paisaje se aclaraba. Hubo momentos del recorrido en el que sentí los oídos taponeados, me invadía la necesidad de respirar por la boca: me encontraba más atemorizada que un ratón acorralado por un grupo de gatos hambrientos.

—Sakura— Escuché su voz en un rápido bramido. Los ojos de Naruto centellearon en seriedad, absorta de mi propia decadencia fui incapaz de percatarme sobre lo que acontecía a mí alrededor.

La imagen infantil que siempre tuve de la casa de mis amigos de infancia era la de una acomodada casa blanca de dos pisos, con un gran ventanal en el segundo piso y los pequeños gemelos asomándose, excitados a nuestro encuentro. Nunca hubo jardines, pero a veces las macetas aparecían a un lado de la puerta, incluso en una ventana semiabierta. Para mí fue una casa que siempre estuvo iluminada por la vida, era algún tipo de energía que siempre fluía en esa casa. Ahora sólo veía la nada. El blanco de sus paredes era demasiado pálido, enfermo; las humildes plantas en las macetas se hallaban secas, la reja de la entrada comenzaba a tener costras de óxido y el ventanal del segundo piso se encontraba tapado por una cortina de verde limón opaco.

—¿Deberíamos llamar a Sasuke?— Preguntó mi amigo zorro mientras posaba suavemente su mano en mi hombro. Entre leves temblores, le agradecí el gesto. Moví mi cabeza en negativa, me encaminé a tocar el timbre de la puerta enrejada.

—Aún si lo llamamos no va a venir, está arreglando sus propios asuntos con la familia Uchiha— Esperé alrededor de medio minuto para volver a tocar el timbre, por lo general ellos no escuchan el primero—. Además, preferiría que hiciéramos esto sin incluir personas ajenas, porque Ino y Deidara son mis amigos desde que era una niña.

—¿Crees que esto haya sido obra de Sasori?— Su cuestionamiento me provocó una punzada en la sien, rápidamente reprimí mi dolor mientras me alejaba un poco de la puerta para permitir que nos abrieran. Poco después de la llamada de Ino, tuve que explicarle a Naruto todo sobre Sasori, desde el momento en el que lo conocí, sobre como manejó a Deidara e incluso sobre nuestro encuentro nocturno en el ventanal de mi habitación. Que estuviera enojado era lo mínimo que esperaba de él, y realmente pegó el grito en el cielo, pero tomó la circunstancia con mayor tranquilidad.

—La verdad, no lo sé. Por lo que me dijo Ino por teléfono, lo primero que pensé fue en Sasori, pero ahora ya no sé qué pensar. No siento que Sasori esté involucrado, tal vez lo esté negando por miedo a sentirme traicionada— Me dolía admitirlo, pero en el fondo sabía que toda mi perturbación residía en la angustia de no saber qué tan involucrado estaba Sasori en el comportamiento actual de Deidara.

—Tal vez, pero si al menos está involucrado no es por causa de manejar los hilos de tu amigo. No ahora, nada en el ambiente me avisa de su presencia, ni siquiera percibo el olor de aserrín mojado que desprende cuando usa sus poderes— Desconocía si ese era el modo en el que Naruto intentaba tranquilizarme, o sí Sasori realmente emitía fragancias cuando usaba sus habilidades, pero funcionó en aligerarme. Repentinamente advertí que estaba encorvada y que los hombros me dolían, me erguí y alcé el mentón.

Parecía que nadie atendía la entrada, volví a tocar una tercera, cuarta y quinta vez: nadie abría la puerta. Con la angustia carcomida intenté volver a timbrar, pero antes de que mi mano apretara de nuevo el botón la puerta abanicó con brusquedad. Una chica pálida y sus demacradas ojeras debajo de sus hinchados ojos azules, rubia cabellera en una descuidada coleta alta, un trozo de flequillo largo que amenazaba con tapar ambos ojos; sus ropas se miraban magulladas, posiblemente siendo jaloneadas y mordidas por algo. Me quede en silencio por un largo tiempo, la chica que se encontraba delante de mí con una mirada pérdida y un rostro suplicante me produjo un enorme desconcierto y dolor.

Efusivo ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora