19.

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¿Podría haber algo más maravilloso que ella?

Lucía como toda una princesita.

Raine si que sabía cómo lucir bien. Ese vestido verde detallaba cada curva de su cuerpo, se veía muy linda y sin exagerar como otras chicas suelen hacerlo. Me encanta su estilo único y llamativo, yo no sé que hacer para quitarle la mirada de encima, no sé cuánto tiempo tengo aquí parado en la puerta, sólo sé que disfruto verla, su aroma llega a mi nariz y joder, su olor es lo mejor del mundo, aunque no se compara con la hermosa sonrisa que mantiene en sus labios.

Según yo venía preparado para todo, pero no pensé que Raine se pasaría de la raya al verse tan bien. Luce como el personaje de una caricatura que ahora no recuerdo, es de hadas la serie, pero igual. Luce adorable.

— ¿Ya me vas a decir algo? —me pregunta haciendo presión en sus labios.— Tierra llamando a Arnold, tierra llamando a Arnold. —repitió.

— ¿Mandé? —reaccionó, rápidamente me da pena, pero la oculto con mi cara de amargado.— Perdón.

Ella ríe y asiente viéndose los zapatos.

— Amm.. ¿Ya nos vamos a ir o quieres pasar un rato al cuarto? —la verdad es que yo lo único que quería era seguir viéndola.

— Decidelo tú.

Raine lo piensa, lo sé porque cuando piensa las cosas siempre mira a la nada y ahora lo está haciendo mientras muerde su labio inferior.

— Creo que deberíamos quedarnos un rato aquí. Es decir, después de todo sigue siendo temprano. —comenta jugando con sus manos delante de ella.— ¿No crees?

La idea me gustó, no puedo negarlo, entre más rápido estuviéramos a solas era mejor. Aparte necesitaba hablar con ella lo antes posible, necesitaba preguntarle cosas y confesarle otras.

— Me parece bien.

Ella me dio chance de entrar a la habitación, estaba ordenada y limpia, así siempre la mantenía ella, al menos las veces que he venido no hay desorden. Ella se sienta en la orilla de su cama y yo en la que era de Bethan, Raine tiene una postura de niña buena que me gusta mucho. Es como si fuera la pureza en carne y hueso.

— Me gustaría que Artois fuera más que sólo una universidad. —de repente suelta. Yo la veo confundido y ella lo nota.— Ojalá pudiera ser un hotel también.

— ¿Para qué?

— Para mandar a pedir a recepción unas malteadas de chocolate. —sonríe y se tapa la cara con sus manos.— ¡Lo sé, digo pura tontería!

— ¿Quieres malteadas de chocolate? —replico y ella enseguida asiente apenada.— Entonces pediré unas.

— ¿Pero a quién le vas a decir? Nadie querrá traerlas.

Pero yo sabía que si había alguien que lo haría. Tal vez no querría, pero a final de cuentas lo haría, ese era Ariel.

Así que saque mi teléfono de la chaqueta y busque su número, le marque y cuando vi que respondió lo puse en altavoz.

— Arnold, estamos en Artois los dos y me estás marcando por teléfono. —dice apenas contestar. Veo a Raine y ella se tapa la boca aguantandose las ganas de reír.— ¿No es más fácil que vengas a la habitación y hablemos?

— Me debes más de una. —le recuerdo, a él le he hecho tantos favores que ahora fácil podría darme su teléfono si se lo pidiera.

— ¿Que quieres? —pregunta fastidiado, se escucha ruido y sé que está levantándose de la cama.

¡Déjame En Paz! ✔️ [Saga Silence #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora