18.

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— Para mañana tienen que traer un informe completo sobre la clase de hoy, quiero ese informe con todo y detalles, opiniones.. etc. —el profesor Jerónimo finaliza la clase, él tiene un libro en su mano derecha, mientas que con la otra hace señas.— No quiero faltantes, de lo contrario se reportará el susodicho. ¿Entendido?
 
— Si, profesor Jerónimo. —muchos en el salón dicen.

Tomó mis cosas del taburete y salgo lo antes posible del salón. Ya es jueves y he estado muy ocupado con las clases, la insistencia que tiene Raine por asistir a las clases es una muy exagerada, yo fácil podría faltar y pagar por cada materia, pero por ahora le sigo la corriente a ella, después de todo hemos estado bien estos días. He tratado de investigar un poco sobre lo de la llamada que ha recibido antier, pero la verdad no he vuelto a checar eso desde ése día. Un amigo que es un Dios para esas cosas me está ayudando a saber la ubicación de dónde viene la llamada, la verdad me pone a pensar mucho eso, no sé quién sea el de la broma, sólo sé que sea quién sea le irá mal. Esa persona está metiéndose con Raine y claro que eso no me gusta, ella es demasiado sensible como para que jueguen con eso.

Me dirijo a la cafetería y me sorprende que Raine esté ahí, después del lunes se la pasó de salón en salón, digamos que nos hemos visto sólo en ratos, porque si ella entra al salón yo salgo o viceversa, la he extrañado, pero ahora que está ahí. Con libros, cuadernos y lapiceras regadas en la mesa se ve como toda una cerebrito, más porque trae lentes para la vista, no la había visto con lentes hasta ayer y ahorita, no puedo negar que se ve muy bien, le queda de maravilla ese estilo de chica estudiosa.

Me encamino a su mesa y dejo mi teléfono en esta. Ella reposa la espalda de la parte trasera de su silla y se pasa las manos por la cara, aparentemente fastidiada de tantas tareas, trabajos y proyectos.

— Debemos hacer una nota en una gran cartulina que diga No faltar a clases. —dice cerrando sus libros.— En serio, no vuelvo a faltar.

Pero yo quería invitarla a salir a algún lado. Después de todo, los dos habíamos estado ahogados en libros toda la semana, nos merecíamos un descanso de todo esto. Artois era como una tortura para todos.

— ¿De verdad? —le pregunto ladeando la cabeza. Ella duda un poco, pero al final asiente.— Yo que quería invitarte a salir..

— ¡¿A dónde?! —exclamo ella sonriente, se despegó del respaldo de la silla y se inclinó en la mesa.— ¡Vamos, vamos, vamos!

— ¿No que ya no saldrías? —replico arqueando una ceja. Ella sonríe enseñándome sus dientes, sus ojos se hacen pequeños y un hoyuelo aparece en su mejilla derecha.

— Sólo por esta vez. —se limitó a decir organizando sus libros en una fila.

— ¿A dónde te gustaría ir? —Raine finge pensar en algo.— Yo tenía planeado llevarte a..

— ¡A dónde tú quieras está perfecto! —me interrumpe entusiasmada.

— Luego no te quejes. —le advertí.

— Sólo dime a qué hora, así estaré lista y no te haré esperar. —reposa su cara encima de sus brazos que cruza en la mesa.

— Temprano, no podemos salir tarde, ya sabes.. las clases. —murmuro las últimas dos palabras con hueva.— Mi última clase es la de literatura, para las cuatro ya estaré libre.

— Entonces te veo a las cuatro. —se pone de pie y toma sus libros.— No me vayas a dejar plantada, eh.

— Nunca lo haría. —le asegure. Diciendo eso, ella sonrió y comenzó su caminata a la puerta de la cafetería.

Sin poder evitarlo suspiré. Joder, esa chica estaba volviéndome loco, ella tenía todo lo que estaba buscando en una mujer, Raine era el combo completo que anhelaba encontrar, ella es sensible, no es de pleitos, es tierna, frágil, comprensible y respetuosa. Si, claro ella debe ser la indicada para mí, está más claro que el agua, pero aún no sé cómo hacerle para que ella se dé cuenta de todo lo que provoca en mí, quiero que ella sienta todo lo que yo siento con tan sólo verla, pero no sé cómo, no sé que haré.

¡Déjame En Paz! ✔️ [Saga Silence #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora