06.

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— Créeme cuando te digo que no recuerdo haber visto a tu hermano en el club. —ella le da un mordisco a su hot dog y enseguida se limpia los labios con una servilleta.

Habíamos pedido cena a domicilio, la cafetería del hotel no tenía nada que a Raine le agradará cenar, así que termine pidiendo tres hot dogs para ella, a mí la comida rápida no me va, ella en verdad tenía hambre, éste es el segundo que se come. Mi camisa gris le quedaba holgada, de hecho su cuerpo pequeño nadaba en ésta, recuerdo que cuando salió de la ducha, tenía el pelo húmedo y la camisa se movía con ella con cualquier movimiento que hacía, a pesar de todo. Sus ojos ya no reflejaban esa tristeza que hace un rato veía a través de ellos.

— Él me llamó. —le confieso, espero que diga algo contrario a eso, pero sólo se concentra en seguir comiendo.— En verdad tenías hambre. ¿Eh?

Raine deja de comer y deja su hot dog en el suelo junto al pato desechable, se limpia los labios con una servilleta y me mira avergonzada.

— Lo siento, he comido demasiado. —rié nerviosa.— ¿Y tú? ¿Qué no piensas cenar? —niego dos veces.— Deberías, los hot dogs están muy buenos.

— Prefiero no hacerlo. —me limito a decir.

Estamos sentados frente a la gran ventana de la habitación. La ventaja de esto es que tenemos una muy buena vista, de aquí podemos ver la carretera, los autos, las luces de todos los lugares y algunas personas. No sé que hora sea, pero al parecer aquí en la ciudad eso no importa, la luz de la luna llena se cuela a través del cristal, las dudas siguen a flote, tengo varias preguntas y aunque no soy ese tipo de persona que hace preguntas, hoy es la excepción. ¿Por qué Raine lloraba? ¿Exactamente que había hecho en ese club? ¿Ya no se sentía mal? ¿Debía preguntárselo o quedarme con la duda? ¿Habrá sido el efecto del alcohol o Noah le había hecho algo? Ella parece sentir mi mirada, vuelve a pasar la servilleta por sus labios rosados y se dispone a echar la basura en una bolsa amarilla de plástico, ella me sonríe con timidez y después de unos segundos. Que se me hicieron eternos, por fin habla.

— Muchas gracias por haber venido por mí, Arnold. —su voz es casi un susurro. Sé que en ella aún habitan las ganas de llorar, he aprendido a conocerla.— No sé cómo lo haces, pero siempre estás ahí para mí cuando más necesito de alguien. —esas palabras hacen que dentro de mi surja un destello.

— ¿Debería preguntarte que fue lo qué pasó allá? —deteste no poder tragarme eso. Note como tragó y desvió la vista al cristal de la ventana.

— Realmente no sé exactamente que es lo que hice, pero sé que no fue nada bueno. Noah estaba furioso conmigo, creo que le debo una disculpa. —empezó. No pude evitar tensarme al momento que mencionó a ese sujeto.

— Eso sólo lo sabes tú. —me encogí de hombros.

— Y cuando me encontraste llorando.. eh.. pues, no estoy segura de nada.. —Raine balbucea un poco, se toma su tiempo y después de unos segundos vuelve a hablar aclarándose la garganta.— Creo que el alcohol se pasó conmigo, usualmente me encierro en la habitación a lloriquear, pero ésta noche estaba muy tomada y creo que me debilite, tanto que no pude contener las lágrimas, sé que me veía patética, per..

— No eres patética. —la interrumpo, ella me mira con una leve sonrisa en los labios.— A veces el ser humano no puede tener control de su sistema.

— Es que.. ya no sé como lidiar con esto. ¿Sabes? —su voz se vuelve débil, notó que vuelve a tragar grueso y sus ojos se humedecen en cosas de segundos.— Ése dolor en mi pecho me ataca a todas horas, es como si me acribillaran la espalda con el objetivo de partirme en dos. No sé como manejarlo, yo no tengo el control en ésto, Arnold. Créeme que quisiera dejar de sentirme como me siento, pero la verdad es que no puedo, sus caras.., sus risas.., todo. Todo recuerdo de ellas y me hace mal.

¡Déjame En Paz! ✔️ [Saga Silence #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora