Epílogo: parte final.

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— Ya mañana por la noche estaré a tu lado, sólo espera un poco, peque. —me dice, a través del teléfono. Arnold está siendo muy paciente conmigo.
 
Yo ya quiero tenerlo aquí, pero la distancia nos separa, sé que sólo ha sido un día sin él, pero se siente como si ya fuera toda una semana. Así de acostumbrada estoy a él, a pasar tiempo juntos, ahora estoy bien en California, pero lo extraño tanto que me dan ganas de sólo estar hablándole todo el día. Sé que no puedo hacer eso, él debe pasar tiempo con su familia, no debo ser egoísta.

— ¿Arnold?

Lo llamó, aunque ya lo he preguntado demasiadas veces me encanta oírlo decir esas palabras.

— ¿Si?

— ¿Me amas?

— Si.

— ¿Hasta dónde?

— Hasta tus defectos.

Suspiré sintiendo esa corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, escucharlo decir eso tan bonito me alegraba el corazón, Arnold era el único que tenía ese poder, él hacía que la tierra se convirtiera en el mismísimo paraíso para mí. Él era como mi vayo de alegría, mi montón de sonrisas, Arnold era el dueña de mí.

— ¿Crees que tarden mucho en la carretera mañana? —pregunto más relajada.

— Algunas horas me imagino. —responde.— ¿Por qué?

— Me gustaría hacerles cena. ¿Que les gusta a tus hermanos? —quería quedar bien.

— Ellos comen de todo. —río al escucharlo.— No son para nada remilgosos.

— ¿Estás seguro?

— Completamente, peque. —me asegura.— Oye, tengo que irme, la abuela ya bajo.

— Está bien, ojalá que la pasen bien. —le digo de todo corazón.— Cuídate y nada de andar de mirón. ¿Okey?

— Ay, mi celosa. —murmura y escucho como da un beso en el teléfono.— Te mando muchos besos, llegando te marcó.

— Pásala bien. —sin más le cuelgo.

Ahora que he terminado mi llamada con Arnold no sé que hacer. No he salido desde ayer que llegue, fui al restaurant con Mitzy, Ken y mi tío, pero desde ahí ya no volví a salir a ningún lado. No quiero salir aquí si no es acompañada, no sé que pasaría si de repente se me olvidan los lugares y el camino de regreso o no sé, soy muy torpe a veces y prefiero evitarme los malos ratos.

Como si la hubiera llamado con el pensamiento. Recibo una llamada de Mitzy, el teléfono suena en mi mano y rápido contesto.

— ¡Hey, Raine! —exclama apenas contesto.— ¿Que hay?

— Nada nuevo. —digo setándome en el sillón.— Acabo de hablar con mi chico.

— Es verdad, no me has contado nada sobre ese supuesto novio tuyo, ah. —me reprocha.— Enseguida voy a tu casa.

— Entonces aquí te espero.

— Dile al tío Fred que me quedaré a cenar. —después de eso cuelga.

Mitzy es muy allegada a mi familia, es la única que logro que mi tío le abriera las puertas de esta casa. Ella es muy ocurrente, pero muy buena persona, ella es quién estuvo a mi lado después de todos mis problemas, las demás supuestas amigas que creía tener sólo se abrieron de sitio y no supe más de ellas, por eso es que mi tío y Ken le tienen tanta confianza, saben que con ella no me pasaría nada, Mitzy es una persona realmente importante para mí, fue de mucha ayuda en los momentos que pase, era como mi paño de lágrimas, siempre me escuchaba y me animaba para sacarme una sonrisa, hasta que por fin logro dejar todo atrás y decidí irme a Artois, pero ustedes ya saben lo que pasó después de eso.

¡Déjame En Paz! ✔️ [Saga Silence #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora