Capítulo 51

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Te despiertas de un pesado y extraño sueño. Parecía tan real que te da la impresión de que lo viviste. Sin embargo, sólo es eso. Un sueño.

Es una tarde de diciembre. La nieve cae y cae sin compasión, arrasando con toda la vegetación bajo ella. 

Ya son las tantas de la tarde; el trabajo ya acabó y vuelves a tu casa con precaución al manejar, sin apuro ninguno. Al llegar a tu hogar, metes tu coche al garaje, luego sales de éste y lo cierras con llave. Te diriges al buzón por rutina, aunque al mismo tiempo, sientes que tienes que ir a revisarlo, y, como todos los viernes, vas y encuentras en él unos sobres, los cuales recoges y te diriges a la entrada principal. Del bolsillo de tu campera sacas la llave de dicha puerta y te refugias en la calidez de tu casa.

El interior de tu hogar está tal cual lo dejaste al irte a tu trabajo. No hay nadie a quien recibir, nadie a quien saludar, nadie a quien contarle lo aburrido que estuvo tu día. Nadie, excepto Flitcher, tu mascota. 

—Hola, Flitcher —Saludas dirigiéndote a él—. ¿Cómo has estado? —Preguntas como si fuera a contestar y te vas a la cocina para buscar su comida y servirle algo de comer, pues su comida se había terminado en las ocho horas que estuviste lejos de esas blancas paredes. 

Cuando le sirves la comida, Flitcher se dispone a comer reflejando el hambre voraz que tiene.

—Eso es. Buen chico. —Lo animas.

Dejas los sobres arriba de la mesa del comedor teniendo como prioridad darte un merecido baño de agua caliente.

***

Luego de poco más de media hora en la tina, ya aburrido de estar allí, decides salir. Te pones tu bata de baño y te diriges a tu cuarto a cambiarte. Luego, ya con ropa cómoda y algo de hambre, vuelves a la cocina para ver qué puedes comer. 

No eres muy fan de salir a hacer compras, por lo que no hay como para hacerse un buffet, sin embargo, hay lo justo y necesario.

Una tortilla será.

Luego de preparar toda la mezcla y llevarla al horno, ves que sobre la mesa de la cocina aún te esperan tus cartas, listas para abrirlas en cualquier momento.

Para hacer tiempo mientras la tortilla se prepara, decides investigar cada uno de estos sobres.

El primero: El recibo de la luz.

—Sí, sí. —Comentas sin darle mucha importancia. Lo pasas al lado derecho de la mesa, el lado de las cosas "a tomar en cuenta".

Segundo: Recibo del agua.

—Ya te vi. —Le dices a la carta con gracia y la colocas a la derecha.

Tercero: Una oferta de una compañía telefónica seduciéndote para hacerte socio y cargarte luego, cuando estés desprevenido, una cuenta enorme de la que no podrás escapar nunca.

A la izquierda, junto a las cartas con destino al basurero.

Cuarto: Los Mayfried te invitan a su baile de máscaras.

Al leer el apellido Mayfried enseguida diriges toda tu atención hacia ese sobre, casi ignorando por completo los que habían debajo. Todos saben en la ciudad que la familia Mayfried es una de las más prestigiosas familias que hay en el país, y recibir una invitación de su parte, podía hacerte sentir y ver socialmente como una persona importante, una persona superior. Sin duda es una codicia que muchos en la ciudad tienen y de la que no todos son beneficiados.

Revisas el remitente y frunces el ceño; no tiene remitente y no está sellado. Debe ser una broma. Así que lo dejas en la fila izquierda, condenado a la basura.

Mientras revisas los otros sobres.

Al final quedan cinco en la fila derecha y tres en la fila izquierda. 

Tomas los tres sobres condenados y te diriges a la basura, pero estando a punto de tirarlos todos, vuelves a mirar el sobre cerrado de la invitación a la fiesta de la familia Mayfried.

Opción A) Decides tirar los sobres excepto el de la invitación a la fiesta y leerlo.

Opción B) Tiras todos los sobres.

Si tu elección fue la opción A, ve al capítulo 43.

Si tu elección fue la opción B, ve al capítulo 57.

Bad end night [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora