Capítulo 90

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Tiras todos los sobres algo indignado y molesto para luego ir al horno y ver por la ventana del mismo cómo va la tortilla mientras molesta te preguntas:

–¿Cómo pueden hacer esa clase de bromas? Es absurdo. Se ve que no tienen vida propia.

Al ver que la tortilla aún le falta cocción —hecho que ya sabías pero que igualmente ignoraste—, te diriges a tu cuarto y prendes la tele para tener algún sonido de fondo, sin importarte en lo más mínimo sea cual sea el programa. En este caso, es un documental de los animales más peligrosos del mundo en Asia, y como por suerte ese tipo de programas te llama bastante la atención, le subes el volumen a la tele lo suficiente como para poder escuchar el mismo desde la cocina -a setenta y tres de volumen-.

Vuelves a la cocina y te sientas en la mesa viendo los sobres que habían quedado seleccionados para brindarles tu atención y te pones a leer uno por uno, únicamente para matar el tiempo.

Hasta que un exquisito aroma te inunda las fosas nasales; la tortilla estaba lista.

Te vas hasta el horno y abres un poco la puerta para verificar si la cocción terminó, y así es. Entonces apagas el horno y sacas la tortilla para, en algunos minutos, deleitarte con ella.

Para cuando acabas la tortilla y te aburres de la televisión, te deshaces de todo con el fin de sumergirte en un profundo y placentero sueño, el cual, en menos de media hora te abarca por completo.

Llega el sábado. Día descanso, como todos los fines de semana. Y ese día te dedicas a pagar las cuentas y, por sobre todo, a estar tranquila en la comodidad de tu casa.

***

Llega el siguiente viernes. La misma rutina de siempre. Los mismos pasos. El mismo estrés laboral. Diferentes sobres.

Este viernes, a diferencia del anterior no está nevando, aunque la nieve ya se había acumulado tanto que tienes que tomar cierta fuerza para desplazarte tranquilamente por ella. Tomas los sobres que hay en el buzón y te diriges al interior de tu hogar.

Saludas a Flitcher, le das de comer y te dispones a ver por arriba de qué tratan los sobres que esta vez te llegaron. A diferencia del viernes pasado, que eran ocho, esta vez son tres.

El primero: Una carta de la hermana Adelaida invitándote a la fiesta de cumpleaños de tu sobrina.

—¿Cumpleaños? —No puedes evitar preguntarte en voz alta. Ladeas la cabeza hacia tu izquierda, a la pared donde estaba colgado el calendario.

Su cumpleaños es en una semana y media. Ni siquiera lo recordabas. En realidad, ni siquiera tenías en mente que ya había pasado tanto tiempo.

—Sí que pasa el tiempo. —Comentas algo sorprendido y dejas el sobre tu falda, el lugar de las cartas a ser atendidas con urgencia.

El segundo sobre:

—¿Es una broma? —Te preguntas algo molesto. Dejas el tercer sobre aún sin revisar sobre la mesa y centras toda tu atención en ese segundo sobre.

La misma invitación a la fiesta de la familia Mayfried. Igual que el anterior sobre, sin remitente, sin sello. Sólo hay una única diferencia, o eso te parece.

Te levantas de la silla y vas hacia el basurero de la cocina. Te pones unos guantes de trabajo y revisas la basura hasta encontrar lo que buscas:

El anterior sobre.

Agarras un sobre con cada mano y los pones uno junto al otro para compararlos. Efectivamente hay una diferencia.

El segundo sobre, a diferencia del primer sobre, tiene en una esquina escrito "Importante".

Opción A) Decides descubrir de qué se trata la invitación.

Opción B) Tiras ambos sobres a la basura.

Opción C) Los dejas en la mesa con la intención de llevarlos al día siguiente al centro de correo y consultarles sobre esos sobres.

Si tu elección fue la opción A, ve al capítulo 63.

Si tu elección fue la opción B, ve al capítulo 72.

Si tu elección fue la opción C, ve al capítulo 52.

Bad end night [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora