Capítulo 11

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Cuando te despiertas de aquél pacífico sueño no sabes bien cuánto tiempo ha pasado. Sin embargo, aunque parecía haber sido horas, por la ventana seguía viéndose la inmensa luna blanca.

De seguro es como esas veces que duermes muy poco y sin embargo sientes que has descansado lo justo y necesario. Sin embargo, como tienes poco sueño, decides bajar a la sala a ver si todavía quedó algo de comida, pues tienes un poco de hambre. 

Para tu sorpresa, la sirvienta y el mayordomo aún siguen de pie de aquí para allá, mientras que los niños están sentados en el piso hablando de algo que desconoces completamente debido a que no llegas a escuchar desde la distancia de lo que hablan.

—¡Oh! ¡Estás despierta! Exclama sorprendida la sirvienta— ¿Quieres comer o tomar algo? —Te ofrece cordialmente.

—Sí, por favor. —Aceptas algo avergonzada por el hecho.

—Claro, cariño. No me tardo nada. —Afirma y se marcha rápidamente a la cocina para preparar algo de lo que no tienes conocimiento, pero basándote en la calidad de la comida que comiste horas antes, de seguro será estupendo.

Mientras, para hacer un poco tiempo, te diriges hacia los niños para hablar con ellos, ya que, en primer lugar te gustan los niños, y en segundo lugar, para caerles mejor.

Una vez que estás a más o menos un metro y medio, los niños dejan de hablar y dirigen toda su atención hacia ti, mostrando una expresión seria.

—Amm..., lo siento, creí que podríamos hablar —Comentas un poco incómoda. Después de todo, tú, para ellos, sigues siendo una extraña.- Creí que tal vez querrían compañía —Concluyes.

No obtienes más respuesta que unos semblantes serios.

—Por cierto, ¿saben qué hora es? Es que Cuando me fui a acostar era de noche, y ahora que me desperté también, y podría jurar que dormí mucho rato.

Luego de unos segundos, ambos niños se miran como si estuviesen haciéndose una pregunta ilícita que, luego de responder, dibuja en sus rostros una gran sonrisa, sonrisa que te dirigen hacia ti luego de levantarse del suelo.

Ambos, a la par, se acercan hacia ti como dando saltos. Esas sonrisas en realidad se te hacen un poco incómodas, tanto, que logran provocarte un escalofrío.

—Te diremos... —Empieza la niña.

—...un pequeño secreto. —Finaliza el niño.

—Hecha un vistazo al reloj. —Dijeron ambos señalando el gran reloj de torre que había contra la pared.

Algo incómoda por aquello, decides acercarte al reloj para averiguar a qué se referían los niños.

Sin embargo, lo que ves te asusta. 

Las manecillas no se movían. Estaban paralizadas justo un minuto antes de las 12.

Al fondo, los niños seguían cuchicheando, riendo y saltando, como si fuera algo de poca importancia para ellos.

Entonces por eso seguía siendo de noche. Por eso la insistencia de aquella carta.

No sabes qué es lo que pasa, lo único que sabes sin duda alguna, es que tienes que salir tan pronto como puedas de ese lugar.

Opción A) Decides meterte a una puerta que hay cerca del reloj.

Opción B) Decides correr a la habitación de huéspedes y allí encerrarte.

Opción C) Decides correr hacia la puerta de la entrada principal.

Si tu elección fue la opción A, ve al capítulo 46.

Si tu elección fue la opción B, ve al capítulo 34.

Si tu elección fue la opción C, ve al capítulo 29.

Bad end night [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora