Capítulo 52

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Al día siguiente te despiertas bastante temprano a pesar de que es tu día de descanso por el hecho de que quieres llegar lo más pronto posible por cualquier eventualidad que pudiese presentarse en el camino. 

La nieve había dejado de caer, pero al final, acabó bastante acumulada. Da, sin embargo, un bello paisaje. Tan puro y tranquilo, como si fuese el mismo cielo y todas las personas los ángeles.

Abres la puerta principal de la casa para que Flitcher estire un poco las patas y mientras regresas a la cocina para servirte un poco de leche. Está fría, y debido al gélido clima que acompaña, la calientas y sólo entonces te dispones a tomarla. 

Con tu taza de leche en mano, vas hacia la entrada principal y observas a Flitcher, quien corre por sobre la blanca nieve, hasta que en algún momento se cansa y corre de vuelta hacia ti.

—¿Ya está? —Le preguntas y te haces a un lado de la puerta para que pueda volver a entrar. Una vez adentro, vuelves a cerrar la puerta para que el frío no irrumpa la calidez de tu hogar y te diriges a tu cuarto para vestirte.

Luego de poco más de media hora estás lista para salir, así que tomas aquellos sobres que ciertamente te incomodan, los guardas contigo y agarras las llaves del carro y de la casa.

—Pórtate bien, Flitcher. —Le pides antes de marcharte.

***

Al llegar al centro de correo más cercano, el cual se encuentra a cinco kilómetros de tu casa, esperas pacientemente a que te atiendan hasta que, unos pocos minutos más tarde, una muchacha joven pone su atención en ti.

—¿Sí? —Pregunta.

—Hola —Saludas y te acercas al mostrador de la chica— Quisiera hacerte una pregunta, por favor. 

—Sí, dime. —Responde amablemente en lo que tú sacas aquellos sobres que tan nerviosa te habían puesto.

—Me llegaron estos dos sobres a mi casa —Explicas—. Este fue la semana pasada —Le apoyas el primer sobre en su mostrador—. Y este llegó ayer —Colocas el más reciente—. Ambos parecen ser de lo mismo; una invitación a una fiesta. Pero no tiene remitente y tampoco tiene ningún sello así quería saber si estos sobres vinieron de aquí o si hubo algún error. Aunque también pudo ser una broma de mal gusto, aún así quería venir a confirmarlo.

—Hmm... —Asiente la muchacha luego de ver ambos sobres— Estas cartas no vinieron de aquí —Te regresa aquellos sobres—. Le sugiero que se mantenga siempre alerta ante situaciones como esta, donde fingen ser personas conocidas y así engañar a sus víctimas. —Te responde con cautela.

—Está bien, muchas gracias —Guardas nuevamente los sobres—. Que tenga un buen día. —Te despides y te marchas.

Cuando regresas a tu hogar, molesta por esa broma que te hicieron, tomas los sobres con brusquedad, arrugándolos, y de mala manera entras a tu casa.

—Flitcher, ya llegué —Anuncias, pero Flitcher no te da la bienvenida, lo cual es extraño, porque casi siempre lo hace—. ¿Flitcher? —Lo llamas y te adentras a la casa en su búsqueda.

Primero en la sala, pero allí no está.

Después en la cocina. Tampoco.

En el baño. No está.

En el comedor. Tampoco. 

Te diriges a tu cuarto, pues era la única habitación que faltaba. 

Más, cuando abres la puerta, sin siquiera darte tiempo a dar un sólo paso, una persona se abalanza hacia ti clavándote un cuchillo en medio de la frente.

No logras ver su rostro, pues estaba cubierto en ropas negras que no dejaban ver más que sus labios.

Parece... una mujer.

¿Es una mujer?

Bad End Night.

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Bad end night [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora