Eran casi la una de la mañana para cuando Kirishima y tú llegaron al edificio. El portero ya no estaba, si turno había terminado hace más de seis horas, así que no había nadie para abrirles las puertas como en un castillo medieval.
El muchacho sacó sus llaves del bolsillo de la ridícula ropa que llevaba puesta, y abrió la cerradura, dejándote pasar primero. Volvió a cerrar y te escoltó de la mano hasta al ascensor, en el cual subieron en silencio hasta el onceavo nivel.
Detuviste tu caminar cuando te encontraste frente a tu puerta, jalando la mano de Eijiro e impidiendo que él avanzara.-¿Qué pasa?- preguntó, acariciando tu cabello con su mano libre.
-...
No sabías que responder. Habías estado en perfectas condiciones hasta ahora, manteniéndote fuerte, pero ahora, porque sí, te empezaba a inundar el miedo, el dolor.
Habías llegado por fin al punto de quiebre, pero no querías llorar.
Aún no.-N-No es nada- te pasate la mano por la cara, simulando cansancio mientas disimuladamente limpiabas las lágrimas que se acumulaban en tus ojos. Nadie notaría tus mejillas rojas por las ganas de llorar si tu piel ya de por sí se encontraba al rojo vivo.
Kirishima puso un mechón de pelo color **** detrás de tu oreja, y te dio un tranquilizador beso en la frente, como ya se había atrevido a hacer antes.
-No te preocupes, quizás tu padre haga un escándalo, pero será porque está feliz de verte- asentiste ante sus palabras, apretando su mano con más fuerza, a la vez que él se acercaba a tu apartamento y tocaba el timbre.
Del otro lado de la puerta, Shion cayó de su cama. Se quedó unos segundos mirando el techo de su habitación antes de levantarse e ir hacia la entrada, donde el timbre volvió a sonar.
La puerta se abrió.
Viste con ojos llorosos de nuevo el largo y despeinado cabello de tu progenitor, con los comienzos de un par de ojeras formándose bajo sus ojos. Su expresión cambió de cansada y en su lecho de muerte, a una de sorpresa cuando sus ojos se encontraron con la imagen de su hija.
-¿¡_____!? ¿¡Qué te pasó!?
-¡Papá...!- incapaz de contener el llanto te lanzaste a abrazar al hombre, quien con cariño correspondió tu acto, estrujándote con fuerza entre sus brazos y repartiendo besos en tu cabeza mientras lágrimas escurría por sus mejillas.
-Estoy tan feliz de verte- expresó con alegría, sacudiéndote juguetonamente de un lado otro sin soltarse del abrazo.
Kirishima sonrió ampliamente al verlos reunidos de nuevo, habiendo cumplido su promesa de traerte a casa, y en medio de la conmoción se dispuso a irse, pero un halón en su muñeca se lo impidió.
-¿A dónde vas Eijiro?- habló sonriente el mayor de los Akaneru- ¡Ven aquí!- lo atrajo hacia el abrazo y lo estrujó junto a ti de forma paternal, dejando escapar una carcajada.
-¡Perdóneme, Akaneru-san!- lloró Eijiro con una sonrisa de emociones contradictorias- ¡No pude evitar que le hagan daño!
Shion lo apretó con fuerza, diciendo con sus labios curvados hacia arriba que no pasaba nada, que ya todo estaba bien y que había hecho suficiente con traerte a casa. El pelirrojo pasó uno de sus brazos por la espalda del mayor y el otro por tu cintura, juntandolos a ambos en un abrazo grupal que fue gustosamente correspondido.
-¡Eijiro!- un portazo se escuchó en el apartamento de al lado, y una mujer de cabello negro salió al pasillo-¡Eijiro, hijo, me tenías preocupada!
-¡Mamá!
-¿¡Cómo se te ocurre irte sin decir nada!?- lo regañó la pelinegra- ¡Casi matas a tu madre del susto!
-Lo siento, es que yo- la mujer lo cortó dándole un estrecho abrazo.
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𝑴𝒊 𝑽𝒆𝒄𝒊𝒏𝒐 𝑷𝒆𝒍𝒊𝒓𝒓𝒐𝒋𝒐 ❥︎ Eijiro Kirishima x Lectora
FanfictionQuizás lo que te disgustaba era el ruido, el bullicio. Quizás eran los vecinos, o el ambiente en general. Quizás era que no te sentías en casa, que allí no había una pizca de nada que dijera "Este es tu hogar". O quizás era todo lo anterior. O quizá...