Cap. 25 - Será peor si es amigo. Segunda parte

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–¡Cassidy! – Volvió a llamarla Lynsay, esperando algún movimiento de nuestra amiga, pero me di cuenta de que no iba a responder, no era ella misma.

Cassidy tenía los ojos nublados, sin duda estaba bajo la maldición Imperius. Lynsay dio un paso adelante, pero la detuve poniendo el brazo delante de ella.

–Roderick te manda un regalo por adelantado. – Rió el mago, sin bajar la varita que seguía apuntando a Cass. – Pensó que echarías de menos a tus amigas, pero se ve que no has estado tan sola...

Apreté los dientes, molesta, al mismo tiempo que apretaba el agarre sobre mi varita. Lynsay, en cambio, parecía estar insegura de qué hacer, y no era algo normal en ella.

–No sé a que está jugando, pero se arrepentirá de ello. – Dije entre dientes.

Sonrió divertido ante nuestras reacciones, por lo que susurré a Lynsay que se mantuviera detrás de mí y di un paso hacia Cassidy. Tenía que intentarlo, porque cuando dejara de estar bajo la maldición, se culparía por lo que pasara.

–Cass, sé que puedes oírme. Eres más fuerte de lo que crees, así que lucha. Puedes salir de su control y demostrarte a ti misma lo que vales.

El mago empezó a reír ante mis palabras, pero vi las dudas y la confusión en el rostro de mi amiga. ¡Estaba luchando!

–No quiero hacerte daño, igual que tú no quieres dañarnos a nosotras. – Continué, dando otro paso hacia ella, pero todavía apuntándole con la varita. – Somos amigas, siempre nos protegemos y nos ayudamos.

–¿___(Tn)? – Preguntó en apenas un susurro y sonreí al ver como la neblina de sus ojos se empezaba a disipar. – ¿Lynsay?

–¡No es posible! – Exclamó molesto y si tenía un mal presentimiento antes, esta vez fue más fuerte. – ¡No puede ser!

Bloqueé la maldición antes de que alcanzara a Cassidy, pero todo fue a peor a partir de ese momento. Nuestro adversario lanzaba, con rapidez y habilidad, hechizos y maldiciones hacia Cassidy y Lynsay, y yo intentaba proteger sobre todo a la primera.

Cassidy estaba confundida, por lo que no era consciente de donde estaba ni de lo que estaba pasando, y eso la convertía en un blanco fácil. Mientras que Lyn bloqueaba todos los hechizos que éste le lanzaba al mismo tiempo que se aseguraba de que ninguno fuera hacia los demás. Creo que eso le dio la pista al mago para conseguir hacernos daño de alguna forma.

Miró a nuestros acompañantes con una astuta sonrisa antes de desaparecer y supe que iba a atacar de nuevo.

Lynsay también debió prever lo que iba a pasar, ya que nos aparecimos al mismo tiempo. Ella frente a Leah y Renesmee, y yo frente a Seth y Jacob.

Ahí estuvo el gran error.

....

Todo pasó a cámara lenta.

Él se apareció al otro lado del aparcamiento, justo donde la primera vez, y la luz verde inundó el lugar cuando lanzó la maldición asesina.

Escuché el grito de advertencia de Lynsay a Cassidy, pero ni siquiera le dio tiempo de girarse. La maldición le había dado de lleno.

Cassidy estaba en el suelo, muerta.

El silencio se adueñó del aparcamiento cuando el mago volvió a desaparecer tras sus últimas palabras: “te quedan cuatro días”.

Sentí la varita resbalar de entre mis dedos, al mismo tiempo que las piernas me fallaban, aunque unos brazos evitaron que cayera al suelo. Un grito de dolor resonó por el aparcamiento, pero no supe si había sido Lynsay o yo misma la que lo proferí. Puede que incluso las dos hubiéramos gritado al mismo tiempo.

Tenía la vista nublada por las lágrimas, pero mi mirada seguía puesta en el cuerpo sin vida de mi amiga. Era mi culpa, Cassidy estaba muerta por mi culpa.

–No es culpa tuya, __*. – Me susurró Seth, sosteniéndome entre sus brazos. – No ha sido culpa tuya.

–Seth, Leah, sacadlas de aquí. – Escuché a Jacob decir, apareciendo en mi campo visual mientras se acercaba a Cassidy.

No podía irme, no sin acercarme a ella..

–Es-espera. – Parpadeé para alejar las lágrimas, necesitaba hacer algo.

Con ayuda de Seth, recogí la varita y me puse de pie, para después caminar hasta Cassidy. Me arrodillé junto a ella, observando su rostro que seguía teniendo una expresión de confusión antes de cerrarle los ojos lo más delicadamente posible.

Observé como mis lágrimas estaban mojando su túnica cuando recogí su varita y volví a estallar en llanto sin poder evitarlo. Ella no tendría que haber estado aquí, ni tampoco haber sido asesinada de esa forma. Tenía una larga vida por delante, una vida que había ido planificando desde tercer año. Iba a ser una gran sanadora en San Mungo...

Seth me tuvo que alejar de ella y al darle la espalda, fue cuando vi lo destrozada que estaba Lynsay. Leah la sostenía entre sus brazos, como había tenido que hacer Seth conmigo, y su aspecto... ¿tendría yo también los ojos tan rojos? ¿Se sentiría culpable como yo? No lo quería saber, pero lo que sí sabía era que estábamos igual de dolidas por lo que acababa de pasar.

Jared y Paul llegaron en ese momento, pero antes de que preguntaran nada, Jake les pidió algo que no escuché. Paul se fue rápidamente, en cambio Jared se acercó a nosotros.

–Vamos, es mejor que no sigan aquí. – Dijo mirando primero a Lynsay y luego a mí. – Os llevo a otra parte.

–No podemos dejar que Josephine, o incluso Charlie, les vean así. – Habló Leah preocupada, sin dejar de consolar a Lynsay. – Necesitamos ir a un lugar más tranquilo.

–Podemos ir a casa, allí no hay nadie. – Le sugirió Seth, mientras su mano subía y bajaba por mi brazo para intentar tranquilizarme.

Me dejé llevar por Seth, sin oponer resistencia alguna a pesar de que una parte de mí quería volver junto a Cassidy, aunque la otra lo único que quería era ir en busca de ese mago y devolverle el golpe. Iba a luchar y a ganar, porque a partir de ahora no solo se trataba de hacer justicia a mis padres, también a mi amiga.

Los secretos del bosque (Seth Clearwater y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora