Cap. 01 - Bienvenida a Forks

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Seattle, Washington. Acababa de bajar del avión, tras una eternidad de viaje. Busqué a mi tía Josephine entre toda la gente que había en el aeropuerto.

–¿___(TN)?

Me di la vuelta, buscando a la dueña de esa conocida voz.

–¡¡Tía Josie!! – Sonreí contenta de verla y casi corrí para abrazarla.

–Me alegro de verte. – Dijo mientras me correspondía el abrazo. – ¿Cómo te ha ido el vuelo?

–Muy bien, y gracias por el regalo de cumpleaños que me enviaste por adelantado.

–De nada, ya veo que utilizas el bolso, solo espero que no lo hayas usado hoy para hacerme la pelota. – Me guiñó un ojo, haciéndome reír. – Será mejor que nos vayamos ya, aún nos quedan un par de horas en coche.

Cogiendo una de mis maletas, mi tía me guió hasta su coche. Emprendimos nuestro viaje tras dejar todas mis cosas en el maletero. Pusimos rumbo a Forks, con la música de la radio haciéndonos compañía.

Josephine era mi tía favorita, tenía 28 años y era enfermera. Tenía una preciosa melena castaña con reflejos rojizos y unos ojazos verdes que envidiarían muchas. Hacía unos cuatro años que se vino a vivir a Estados Unidos y desde entonces sólo la veía en Navidad, cuando nos visitaba.

–¿Cómo están tus abuelos? – Me preguntó de repente.

–Querrás decir tus padres. – Le dije, negando divertida con la cabeza. – Supongo que seguirán decepcionados conmigo por venir, no entienden que quisiera irme lejos de allí.

–Es la misma historia que conmigo. – Dijo sin apartar los ojos de la carretera. – No paraban de decirme que haber perdido a Tom no era motivo para venir, pero era su sueño y pensé que era una manera de cumplirlo por él.

Tom era el prometido de Josephine, llevaban toda la vida juntos, pero durante una fuerte tormenta de verano, el coche donde iban los dos se salió de la carretera por culpa de un camión. Tom falleció antes de que llegarán los médicos, pero ella sobrevivió, tuvo una pierna rota, moratones y un gran corte en la mejilla derecha. Tenía que ser duro para ella, perdió al amor de su vida y, para no olvidarse nunca de ese día, se le quedó la cicatriz en la mejilla. Puede que esa cicatriz fuera un desperfecto en su rostro, pero aún así seguía siendo preciosa.

–Deberían entender que allí estás rodeada de recuerdos y que es doloroso perder a un ser querido. – Siguió hablando. – Me alegró que me llamaras para venir a pasar conmigo este verano.

–Quiero a los abuelos, pero por la casa hay muchas fotos. – Dije, estando de acuerdo con ella. – Creí que un cambio de aires era lo mejor. Ya he asimilado que me han dejado, pero aún así es difícil no sentir ese vacío en mi pecho.

–No hace falta hablar de ello.

Sé que tenía razón, pero hablar del tema me ayudaba, así que continué.

–Han pasado ya cuatro meses, pero sigo recordándolo como si fuera ayer. – No quité la vista de la carretera, recordando todo lo ocurrido. – Yo estaba en el colegio, pero hay momentos en los que desearía haber estado en casa con ellos. Haberme enfrentado al intruso y haber evitado sus muertes. – Apreté los dientes con rabia. – Lo más doloroso es que tras todo lo que les hizo, incendió la casa para hacer creer que murieron por culpa de las llamas.

–No pienses en ello, tus padres seguro que se alegraron de que no estuvieras allí. – Josie acompañó sus palabras apoyando una mano en mi rodilla por un momento. – Ir a un colegio como el tuyo tiene sus ventajas y sus desventajas. Sólo ves a tu familia en vacaciones, pero pasas más tiempo con tus amigos.

Mi tía creía que iba a una especie de internado selecto, pero no era un colegio normal. Iba al colegio Hogwarts, de magia y hechicería. Mi padre era mago y la magia la llevaba en la sangre. Aún me quedaba un curso, pero ya volvería a Inglaterra para iniciarlo. El problema era que todavía tenía el detector, con él se podía saber cuando un menor utilizaba la magia. Por eso al menos tenía que contenerme en utilizar la magia hasta que cumpliera los 17, es decir, todavía me quedaba un mes.

Toda mi familia creía que mis padres murieron a manos de un ladrón que les sorprendió en casa, pero no fue así. Les asesinaron.

Y no fue otro que un malvado mago, que odiaba a mi padre. El problema era que, al parecer, también me quería muerta a mí. En Hogwarts estaba a salvo, pero ahora que había empezado el verano, podría venir a por mí más fácilmente. Por eso había decidido venir aquí, a un lugar remoto, a sabiendas de que mis abuelos estarían a salvo gracias a la magia. Sí, se que si lograba encontrarme, mi tía estaría en peligro, pero era más fácil proteger a una persona de mi familia que a todas las demás que vivían en Inglaterra. Además, si no utilizaba la magia no podría dar conmigo, o al menos le sería más complicado.

–No tardaremos en llegar. – Interrumpió mis pensamientos Josie.

¿Cómo lo sabía? El coche iba por una carretera rodeada de árboles, ni siquiera se veían señales de: Forks a X Km. Supongo que para saberlo o eras de por aquí o utilizabas GPS.

Empecé a mirar intrigada todo el paisaje, sabía que era precioso, pero no solamente resultó ser precioso, también tenía un aura de misterio muy atrayente. Una especie de atracción me llamaba para que entrara en ese espeso bosque.

Y justo lo que menos me esperaba, ocurrió. La sombra de un gran animal entre los árboles llamó mi atención. Intenté verlo mejor, pero el espesor del gran bosque lo complicaba.

–¿Qué animales viven en el bosque? – Le pregunté a Josie.

–Hay mucha fauna en estos bosques. – Me respondió mi tía. – Pero si te refieres a animales grandes hay ciervos, osos, lobos, pumas... Muchos animales se esconden en él. Por eso, te aviso desde ya: no quiero que vayas sola al bosque.

–Intentaré contener mis ganas. – Repliqué rodando los ojos.

Mi tía me conocía demasiado bien, sabía que amaba a los animales y que me gustaba estar en su entorno natural. Pero quisiera yo o no, había algo en el bosque que me atraía hacia sus entrañas.

–Ya hemos llegado. – Josie me sonrió, apartando la vista un segundo del frente. – Bienvenida a Forks.

Los secretos del bosque (Seth Clearwater y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora