Luego de la partida de Alexander y aquella guerra en la que uno de los capitanes más importantes de todo el linaje haya perdido la vida, la frustración se había apoderado del pobre Laurens. Él era el único capitán hasta ahora y todos estaban esperando que la llegada de Alexander no sea dentro de tanto tiempo, pero muchos otros apostaban que el estratega de coleta ya estaría muerto. El rey, en un desesperado intento de mantener a sus tropas fuertes, puso a un guerrero cómo segundo capitán y nada pintaba bien para ellos.
El tiempo había pasado después de aquella batalla dura que tuvieron. Luego de esta pelea, el rey pudo enterarse finalmente de que la menor de sus hijas. Su rayo de sol, Margarita, en realidad había estado entrenando duramente por varios meses ya. Ella se había visto obligada a confesarle todo. Era entonces que en aquel momento la joven entraba a aquella gran sala que ya conocía de memoria. Las paredes de siempre, los detalles en los adornos perfectos en cada esquina...
— ¡Padre, solo escúchame! ¡No entiendo qué es lo que tiene de malo defender al pueblo! ¡Los protegí a todos en esa batalla! ¡Incluso a tí! — Reprochaba aquella rebelde hija menor mientras que se movía de manera un tanto incómoda con su vestido. Probar la ropa de muchacho al estar en la guerrar, se le hizo muchas veces más cómodo que llevar un corsé. El ceño de la de cabello rizado estaba medianamente fruncido.
En aquella sala no había más gente que unos dos guardias observando todo lo que ocurría a detalle. También allí estaban Peggy y su padre teniendo una discusión padre e hija que ya habían tenido varias veces pero esta vez era algo más diferente que los demás. La joven ahora se rehusaba a hacer sus deberes diarios por la simple y llana excusa de querer pelear, aunque aquella no era una idea que su padre apoyó bastante. Principalmente porque él solía creer que aquel no era el trabajo de una princesa. Era algo muy bruto, algo a lo que no le encontraba valor. Si con la guerra se aumentaba el poder del prevalente, eso es lo que quería lograr, pero no poniendo en riesgo la vida de su hija.
— Querida hija mía, ya te lo he dicho miles de veces y por dios, no quiero volver a tener esta discusión contigo otra vez más ¿Porque es que te cuesta tanto entender que esto no es para ti? ¿Por qué te esfuerzas en seguir?… — El rey le hablaba a su hija, con sus manos bien acomodadas entrelazadas entre sí, como si estuviera rogando por que aquellos pensamientos de lucha de su hija desaparecieran. — Y no creas que no me enteré que por la noche muchos dicen que te ven entrenar con un muchacho, pero nadie me ha mencionado quién es y quiero saber su nombre ahora mismo. — Aquella se trataba ahora de una voz firme. No podía permitir que su hija saliese con un sinvergüenza cualquiera a unas horas de la noche en las que no se permitía, ni siquiera había excepciones para aquello.
Margarita hizo una pausa, bajando su cabeza por el regaño que su padre le estaba dando en dicho momento. Se sintió momentáneamente culpable, aunque luego de esto, hasta ella misma comenzaba a cuestionarse el por qué ¿Realmente debía dejar de lado lo que tanto le gustaba por un poder que no anhelaba? Desafortunadamente había visto cómo su hermana Angélica poco a poco cedía al hacer algo cómo aquello. Recordaba que hace mucho tiempo, la mayor de las hermanas amaba el arte de la pintura. El hecho de crear nuevas cosas le fascinaba a la inteligente muchacha, pero fue cuestión de que su padre la regañase y le obligase a encargarse de cosas que eran de una alta responsabilidad para alguien de tan joven edad. Recordemos que la esposa del rey, madre de las tres niñas, falleció poco después de que Angélica cumpliese los 12 años. Había sido una reina amada por muchos, pero lo cierto era que a pesar de que lo hubiera intentado, nunca pudo dar a luz a aquel varón tan anhelado por su esposo, solo a tres preciosas hijas.
— Entrega tu espada. — La voz del rey resonó en la habitación. Los ojos de la princesa se abrieron de golpe y seguido de un ademán hecho por su padre, los dos guardias comenzaron a acercarse a ella.
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HAMILTON MEDIEVAL AU
FantasySumérgete en la aventura de una historia ubicada en el medievo donde la fantasía se veía escasa por un pasado de guerras. Nuestro protagonista Alexander Hamilton deberá pasar por varias pruebas para saber si él es el elegido que todos esperan de él...