Un nuevo camino

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— ¿Salvarlos? ¡Esto es una equivocación! — Reclamó Alexander mirando con confusión a George, seguía sin comprender por qué había llegado a pensar en eso. — Señor ¿Acaso no se ha cuestionado usted la procedencia de tal profecía? ¡Pudo haberla escrito cualquiera! Aquí no hay nada sobre si es un Schuyler de quién está hablando, yo realmente no creo ser quién usted piensa. Además, aquí hay gente a la que proteger ¿Qué es lo que pretende que haga?— De manera ansiosa se levantó de su lugar, algo así de grande no podría estar ocurriéndole a él y menos justo ahora que habrían más guerras en el norte.

— Alexander…— Hizo una pequeña pausa, se paró enfrente de él y le miró de forma seria y confiada. Creía firmemente que era poseedor de la razón. — Si hay una sola posibilidad de poder salvarnos ¿No la tomarías?... Este pergamino es ya muy antiguo, puedo jurar que hasta tiene sus años. Ahora está en mis manos y no pienso pasar por otra guerra en la que estemos al filo de perder. Desde que soy capitán, he ganado cada una de las batallas propuestas. — Washington creía que aquel sería un movimiento ágil. No tenía idea de cómo una profecía se completaba, pero este quería darle aquello a saber y brindarle los consejos que necesitase.

— No lo dudo, es el mejor capitán al mando que hemos tenido, pero aún sigue sin responder mi pregunta ¿Por qué yo? ¿Qué es lo que ve en mí que es digno de ser alguien con un futuro destinado? ¡Eso ha sido escrito por Woods, hasta usted mismo lo dijo! No tiene sentido que se trate de mí, yo…— El de coleta se negaba rotundamente. El salvar a todos parecía solamente un cuento de hadas, pero si era algo que debía hacer, lo haría con honor. Probaría que un huérfano que solamente planeaba tácticas podría llegar a ser alguien grande en un futuro, comseguiría aquel reconocimiento que tanto anhelaba…

— Hamilton, con el simple hecho de decirte que aquí dice “el elegido tendrá el objetivo fijo de vengar las acciones pasadas maliciosas” y “tendrá un alto conocimiento de las ramas” debería ser suficiente, eres el táctico del reino, eres la mente tras muchos de los movimientos que cientos de guerreros realizan en las guerras. Ahora toma el pergamino y procura que nadie se entere de este secreto. — Volvió a enrollar el pergamino y se lo entregó al más joven.

Antes de que el de menor altura pudiese si quiera responder algo acerca de la afirmación del otro, unos golpes en la puerta se alcanzaron a oír. El sonido parecía haber sido más fuerte que algún golpe común y debía de admitir que aquello era lo que más le extrañaba. Alexander guardó aquel pergamino en una especie de bolsa que casi siempre llevaba y miró en dirección a la puerta con confusión.

— Adelante. — Dijo George mirando a la puerta de aquel lugar. — ¿Qué es lo que ameritan ustedes dos?— Preguntó luego de que el chirrido que soltaba la puerta se escuchara. Se trataba de dos de los guardias del reino, aquel día les tocaba vigilar las mazmorras.

— Lamentamos interrumpir su reunión con… Hamilton. Pero me temo reportar que Marqués de Lafayette se ha escapado señor, lo ha hecho junto el elfo que trajeron hace unas cuantas horas. —

— No sabemos los motivos, pero el ya no se encuentra en el castillo. Ya lo hemos buscado en los pasillos y nada. Al parecer tomó uno de los caballos y se fue hacia el bosque, mucha gente dice que le han visto…—

Al contrario de lo que se pensaría normalmente, la mente de George se quedó en blanco por unos momentos y al verse corto de opciones, creyó que esta era la ocasión que estuvo buscando durante tanto tiempo. Su mirada se dirigió hacia la de Alexander y viceversa.

— Claro, yo me encargaré de informar al rey, hay que ascender al caballero John Laurens. Avísenle que venga aquí lo más pronto posible. — George finalmente habló, intentando que su tono de voz saliese con calma, pero la verdad era que por verse tan confiado lo que muchas veces mostraba no era la verdad. En aquel momento Washington se encontraba confundido e incluso un tanto desesperado con saber que Lafayette se había marchado, lo peor era que ni siquiera le había dicho motivos. Los dos guerreros se retiraron, dejándolos solos. — Irás en búsqueda de Lafayette, Alexander. — 

HAMILTON MEDIEVAL AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora