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Pov Jimin.

La luz del sol logró despertarme de mi grandioso sueño donde era un famoso multimillonario. «Iluso», pensé. No quería pararme tan temprano pero como soy responsable lo hago con toda la flojera del mundo, avanzó más dormido que despierto hasta el baño que está frente a mi habitación y en el camino caigo de bruces contra el piso.

«Mi día no podía empezar de mejor manera», dice mi subconsciente mientras me sobo las rodillas. Ayer termine tarde al leer los manuscritos que me dejo mi jefe pero para mi desgracia los deje todos esparcidos por el piso y como no estoy con mis alarmas prendidas fue inevitable no caerme.

Ignorando todo aquello me adentro al baño a darme una ducha pirata. Así le dice mi madre a las duchas de menos de cinco minutos, así que por los momentos me define ese baño. Al salir voy directo a mi habitación para vestirme, cuando llego al armario veo el reloj y boqueo perplejo.

¡Tarde otra vez! El reloj marca las 8:00am y lamentablemente entro a las 7:35am. «Que irresponsable, Park Jimin», regaña mi subconsciente alzando las cejas en disgusto. Y es que ya me he quedado dormido dos veces está semana, no me sorprende que me despidan, aunque lo diga bromeando en el fondo se que no quiero que pase. Mientras me visto más rápido que inmediato salgo a la cocina por un poco de café, no me daría tiempo de desayunar. Nunca me da tiempo así llegue temprano.

Salgo corriendo, literalmente corriendo a toda la velocidad que mis piernas cortas me lo permiten. Mi trabajo no queda muy lejos del apartamento donde vivo, es una editorial medianamente buena, no me preocupó por eso. Soy nuevo en el tema, recién me gradúe hace un año y por ende mi cargo es nulo. Al principio era el burrito de carga para los secretarios y editores en jefe, poco a poco me fueron enseñando como era el tema en la editorial y como podría hacerme un gran editor o ¡Hasta escritor en su defecto!

La verdad es que casi todos son unos odiosos repugnantes pero hay solo uno que tolero y me tolera, él me escogió como alumno, se podría decir que me enseña la practica de lo que pase años estudiando. Él es buena persona y es el único que soporta lo torpe que a veces puedo ser.

Al llegar el jefe de mi área está encerrado en su oficina. Rezo con que se quede un buen tiempo y no note mi presencia, como siempre que pasa de mí cuando estoy presente. Me siento en mi pequeño cubículo en el segundo piso, todos los demás empleados me ignoran como de costumbre y yo me quedo en mi lugar terminando de leer el manuscrito que mi tutor/jefe me encomendó. Él ya lo leyó pero quiere ver que tan bien puedo editar y si hago un buen trabajo para dar a conocer mis habilidades.

Dure como dos horas absorto a la lectura, es un libro pequeño, de esos primerizos pero es bueno y creo que la gente debería leerlo, trata sobre la vida y el como cada uno mismo crece como persona, tiene varios tipos de explicaciones y una historia bien estructurada secretamente puesta que solo un excelente lector puede detectar, pues se trata de la vida del escritor en un ángulo de su vida que él solo ve.

Cualquiera con una buena imaginación puede escribir, solo hace falta una pequeña ayuda y personas dispuestas a leer el arte de las mentes de los demás.

Pero como hoy amanecí con el pies izquierdo mi vecino de cubículo me aprieta el hombro haciendo que brinque del susto.

—¡Ah!— grite sin contenerme, mala idea, todas las vistas estaban puestas en mí, yo bajé la cabeza tocándome el pecho de la impresión. El chico vuelve a hacer lo mismo.

El diario de un virgen enamorado✵Kookmin©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora