El diario de un virgen enamorado✵Kookmin©

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Carraspeo cuando salgo de mi habitación, él eleva su mirada mirándome de arriba hacia bajo con el ceño fruncido, poco a poco guarda su teléfono y se relame los labios afincándose del mesón, entendiendo de inmediato a donde parará todo esto.

Y me siento nervioso ante toda posibilidad. Con lentitud y sin dejar de mirarlo voy desamarrando mi tira dejando que el albornoz se abra mínimamente en el centro, mostrando parte de mi vestuario y desnudes.

Me muerdo el labio y con pasos delicados contorneo mis caderas llevando mis manos a mis hombros para dejar caer mi albornoz por todo mi cuerpo. Él me mira de arriba hacia bajo de nuevo pero con más intensidad, comiendome con la mirada si es posible.

Doy pasos ahora seguro dejándome expuesto y vulnerable ante él. No hacen falta palabras para saber que lo deseo y que él me desea a mí.

No se como pude pensar que esto no le gustaría.

«Eres idiota.», me susurra mi subconsciente mirando a Jungkook mientras babea pero sin dejar de decir la verdad. Desaparezco toda inquietud de mí y me concentró en Jungkook.

Llego a él y sin pensarlo lo beso como nunca antes había besado a nadie; con hambre, con ferocidad y sin una pizca de vergüenza en el, a pesar de que mi cuerpo sienta todo tipo de hormigueo en mí.

Jungkook corresponde con las mismas ansias, demostrando su experiencia al tomar el beso y hacerlo suyo a la vez que sus manos bajan por mi cuerpo, queriendo grabarlo en sus manos, hasta que llega a mi trasero y me aprieta contra él, haciéndome jadear al sentir su bulto presionando en mi abdomen.

—Mmmg.

—Joder, Jimin.

Toma mi nuca con la otra mano y me separa de él para empezar a lamer mi cuello y darle lamidas con chupones fuertes. Me hace erizar la piel y anhelar más, mucho más.

Entiende y me sostiene para caminar a mi puerta abierta dejándome con suavidad en la cama sin dejar de besarme por aquí y por allá, en el cuello y en el pecho cubierto. Mis manos estan en su suave cabello azabache, revolviendolo y jadeando en su oído por su lascividad.

—Eres tan dulce, me encanta tu cuerpo desde que lo vi.— confiesa mirándome a los ojos y pude ver en ellos el deseo que veo cada vez que las cosas subían de nivel— ¿Qué quieres hacer? No te obligaré a nada que no quieras, respetaré tu decisión.

—Yo...— susurró con mi voz rasposa y cara roja. Lo empujó un poco y hago que se acueste para montarme sobre él. Mira a los lados y nota las demás bragas y cosas que compre.

—¿Cuando compraste todo esto?—. Mi cara esta abochornada por la pena y me escondo en su cuello para que no me vea— Hey, no te avergüences, estamos en confianza ¿no? Ya llegaste hasta aquí, puedes decírmelo, quiero saberlo.

Suspiro en su cuello, erizando su piel.

—Lo compre con mi madre...— le digo en voz baja— Dijo que se vería lindo en mí y que te gustaría.

—¿Entonces compraste todo eso para mostrármelo a mi?

—Si...