El diario de un virgen enamorado✵Kookmin©

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El sonido irritante del timbre me hizo abrir los ojos de mi letargo y buen sueño. Genial, empezando el día de la mejor manera. Ruedo los ojos ante mi propio sarcasmo y me paso la mano por los ojos para restregarmelos mientras me levanto para ponerme mi albornoz ya que anoche no me había puesto pijama, llegue agotado del trabajo y me puse a leer, ni tiempo me dio de darme una ducha así que tendría que dármela luego de atender a la persona que me despertaba.

«¿Y si es Jungkook? », preguntó mi subconsciente y yo corrí a verme en el espejo antes de ir a la puerta, eche agua en mi rostro y me seque rápidamente, arregle mi cabello y regule mi aliento con agua y enjuague bucal para no apestar. Es mejor prevenir que pasar más vergüenza.

El timbre volvió a sonar y mi teléfono también, entonces, una cosa o la otra. Tome mi teléfono y el nombre de mi madre salió en grande. Atendí mientras corría a la entrada.

—Mamá, espera, me están tocando.— antes de que ella respondiera abrí la puerta y la imagen de mi madre con su teléfono en la oreja me hizo sorprenderme— ¿Mamá?

—Jiminnie, ¿así es como recibes a tú madre?—. Dijo luciendo enfadada pero luego soltó una risita y se acerco a mi para darme un beso y pasar de largo.

—Claro, adelante...— Murmuré, y la seguí luego de cerrar la puerta y colgar la llamada en mi teléfono.

—Wuao, bonito lugar.— murmuró esta vez ella, admirando todo a su paso.

—Es de Jungkook.— susurré.

Ella agrando sus ojos cuando lo mencioné, luego me dio una mirada pícara— ¿No me digas que ya están juntos y te dio este departamento como regalo por haberle dado tu culito?

—¡Mamá, por dios!—. Exclamé abriendo los ojos en grandes, ella soltó unas carcajadas ruidosas y yo negué sonriendo. Esta mujer no cambia nunca— Y para responder tu absurda pregunta, no. No somos nada, y yo pago este departamento así que no es un regalo de su parte por haberle...— suspire— dado, eso.

—¡Jimin, di culo! ¡Es culo! ¡Tú culo!—. Dijo exasperada como si mi falta de vulgaridad le molestara— No puedo creer que mi hijo sea tan diferente a mí, ni siquiera puedes decir culo o pene sin que tus mejillas parezcan un tomate.

Por inercia lleve mis manos a mis mejillas y efectivamente las sentí caliente. Bufé.

—Bueno, soy menos descarado que tú, y le gusto así, por lo que no hay ningún problema.— dije— A demás, puedo decir culo en cualquier momento.

Decir la palabra me hacia sentir que no era parte de mi léxico, mis profesores solían decir que los profesionales no tenían una boca suelta, que cuidaban sus palabras y las groserías las dejaban para su casa, así que me regi toda mi vida creyendo que ser boca suelta como mi madre no era para mi.

—Si claro, cuando Jungkook se aburra de ti por no ser ni un poco desvergonzado, me pedirás disculpas arrodillado.— me dijo sacando cosas de su bolso, como si el haber dicho aburra no me ha hecho tener miles de bucles en mi mente e incrementando aquellas inseguridades que creí haber superado antes. Ella me miro ante el silencio, descifrando mi mirada— ¿Di en el clavo?

Asentí, yendome a mi habitación por un baño. Ella no me siguió y yo agradecí eso. Cuando fui a lanzar mi teléfono a la cama el aparato sonó indicándome un nuevo mensaje.