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Al llegar a casa lo primero que hice fue llorar. Llorar de verdadero dolor.
No por lo que ella haya dicho, sino más bien por lo que ella hizo. «¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea!», repetía una y otra vez durante el trayecto a casa, sentía una punzada a cada paso que daba y era realmente intenso lo que una patada lograba hacer a una zona tan delicada como esa. «¡Maldita sea!».
A penas crucé la puerta del departamento quité mi ropa más rápido que veloz, era tan así que hasta sentía escozor en mi miembro adolorido. Mis lágrimas no paraban de salir, aunque fuera algo inconsciente de mi parte, digamosle una reacción normal.
La punta del tacón me había dado justo donde debía. «Si pensarás en tener hijo, seguramente que ya no podrías.», habló la vocesilla.
No podía dejar de pensar una y otra vez lo que acababa de ocurrir recientemente, las maldiciones en mi mente no eran por una sola razón, aunque abarcaban el mayor por ciento. Sabía que ella no se rendiría, ahora menos que sabe quien es la persona con la que está Jungkook.
E inevitablemente eso me hacía sentir impotente, porque ella tiene a su bebé, yo jamás podría darle eso a él, y las inseguridades me atacaban de nuevo, haciéndome pensar en el ›¿Y sí...?‹ ¿Qué podría hacer yo si al nacer el bebé cambiara de opinión y terminara volviendo con ella? Nada, hundirme en depresión viendo películas románticas de las antiguas que nos gustan con gomitas y comida chatarra.
«Que... Deprimente, callate.» ordenó mi subconsciente, alejándome de el hueco a donde iba.
Sin pensarlo dos veces, y centrándome, abrí la tina con agua fría y me metí sin dejar que se llenará al tope. Mi abdomen se oprimió y mi cuerpo se erizó pero la satisfacción y frescura en mis bolas era mayor. Suspire despacio desplomandome sobre la tan lisa superficie, exhausto y con miles de pensamientos en la mente.
A pesar de tener poca positividad en todo el asunto recordé a Jungkook decir abiertamente que es mi novio, con ese último pensamiento y una sonrisa perezosa sin medir el tiempo me quede dormido.
...
—Amor...
Me removí incómodo pero ignore la voz que se escuchaba.
—Mi amor...— sentí unos brazos fuertes alzarme y escuche el agua cayendo sobre más agua. Entre el limbo del cansancio me llevó a otra superficie más cómoda y plana— ¿Jimin? Despierta, bonito.
Sonreí. Me encanta tanto que me llamé de esa manera, se siente correcto y como un sueño. Jungkook acaricia mi pecho, luego sube su mano a mi mejilla y acerca su rostro dejándome un beso en los labios.
—¿Qué hora es..?—. Pregunto despertando.
—Son más de las dos de la tarde, has durado una hora en la tina y de paso con agua fría. — dice incrédulo mirando mis piernas mojadas y mis dedos arrugados.
—Si, bueno... Me dolía mucho...— susurré— y a penas llegué me metí en agua fría para que bajara el dolor y la picazón.— lo miré con una mueca al hacer que con mis palabras su mirada fuera directo a mi miembro encogido.
—Dejame revisarte, de camino aquí pase por la farmacia por un ungüento.— pidió tomando mis piernas. La situación en la que me encontraba era vergonzosa, me abría de piernas para mostrarle mis bolas magulladas y no para hacer otro... Tipo de cosas.
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El diario de un virgen enamorado✵Kookmin©
Fanfic⊱|Park Jimin es un chico reservado y tímido con los demás, buena persona e inteligente, pero aquello no impide que sea despedido de su trabajo. Aunque logra conseguir uno nuevo donde su vida aburrida empieza a cambiar al ser aconsejado por su amigo...