El diario de un virgen enamorado✵Kookmin©

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Él estaba sentando en la silla negra detrás del escritorio. Su cabello azabache estaba perfectamente peinado, su traje azul oscuro lo hacía destacar sobre todo por tener los primeros tres botones abiertos, su cuerpo se veía fuerte y su cara tan marcada y varonil.

«Oh por dios...», boqueo su subconsciente perpleja por la imagen.

Yo trague saliva sintiendome aun más pequeño y fuera de lugar, él se veía tan poderoso y yo me veía tan inofensivo. Volví a pasar saliva cuando sus hermosos ojos conectaron con los mios. Sencillamente  hipnotizandome. Sin embargo, su mirada sería no cambió y yo me recrimine por estar pensando algo así tan rápido de un hombre, ni siquiera lo conocía o algo.

Suspire y le dedique una reverencia.

—Buenos días, señor Jeon. Eh.. Soy Park Jimin, un gusto conocerlo.— dije lo más claro posible y tratando de controlarme. Él asintió.

—Lo mismo digo, joven Park.— dijo y su voz sonó tan ronca que quise que me cantara en esos momentos— Puedes tomar asiento, si gustas.

«¡Te controlas o te controlo!», Regañó mi subconsciente apuntándome con el dedo. Entonces yo me tranquilice para no pasar pena el primer día.

Cuando me di cuenta que me había quedado ahí parado, espabile asintiendo. Anduve hasta estar frente a él, con el escritorio de por medio y me senté, la silla era muy cómoda, no me quise imaginar como sería la de él.

Él tenía que tomar la palabra por lo que yo me quede callado esperando que hablara, y así lo hizo.

—El señor Lee me comentó sobre tu condición.— dijo calmado—. Me habló un poco sobre ti, pero quiero corroborarlo por tus palabras.. ¿Éstas recién graduado, no?—. Empezó a preguntar con su mirada igual de sería y serena.

—Si, hace un año exactamente.

—Vaya... ¿No tienes mucho conocimiento entonces?

—En la empresa Digi & alías c.a dure solo seis meses y digamos que no me tomaron en cuenta para algunas cosas, solo el señor Lee que se convirtió en mi tutor durante el tiempo que estuve allí.— le explique y él solo me oía—. Sin embargo puedo ser capaz de hacer lo necesario para trabajar en una editorial, para eso estudié y en mi currículo aparecen mis honores durante mis años de estudio.

Él asintió, comprensivo.

—Ya lo he leído, el señor Lee de verdad quiere que le de esté trabajo. ¿Ustedes son familiares o muy cercanos..?

Yo negué con mi cabeza y con mis manos.

—¡No, no! Para nada, supongo que lo hace porque sabe que soy bueno... O no lo sé.

—Bien, joven Park, seré completamente franco porque odió la perdida de tiempo.— dijo ahora sin rodeos, yo le presté pura atención—. Claro está que le daré la oportunidad, por lo que le doy la  bienvenida a está empresa.— sentí que quería echar un grito al aire, por todo. Pero me contuve— Supe que es de Busan, ¿ya está estable en Seúl?—. Preguntó y yo mordí mi labio inconscientemente, pues la respuesta era más que obvia.

—Muchisimas gracias por el recibimiento, le aseguró que no se va arrepentir.— dije sincero jugando un poco con mis manos en un acto de nerviosismo y algo de emoción mezclados—. Y.. La verdad es que aun no, no estaba seguro de que me aceptaría— admiti con un poco de timidez—, aunque me informe un poco sobre departamentos en alquiler... Supongo que tendré que escoger uno cuanto antes.

—A unas calles de aquí hay un edificio que tiene apartamentos en alquiler, si quiere le puedo dar la dirección y el número del arrendador para que se comunique con él por si está interesado.

—Ah, S-si, esta bien señor Jeon, gracias.— él me dio un asentimiento restando importancia.

—¿Tienes pareja? ¿Mascotas?— indagó—. Quiero que sepa que si es así, aquí tendrá que estar la mayoría del tiempo y será algo que puede descuidar. Mis horarios son exigentes pero mi paga es buena, nada de que preocuparse.

Sentí que me coloree un poco, mire a otro lado y negué con la cabeza haciendo mover mi cabello rubio. ¡Que vergüenza!

—N-no, no tengo.. Novio, ni mascota, allá en Busan tampoco me daba tiempo para esas cosas.— susurre parpadeando— Y está bien, por mi no hay ningún problema el horario.

—Muy bien, eso es bueno.— murmuró y yo elevé la mirada a él—. Por ahora comenzara como sectario de mi área. Te daré algunos manuscritos para que los corrigas y probarte, también verás mi correspondencia y te encargaras de enviarmelos, si aceptó a sus peticiones. También te lo haré saber y tú tendrás que formar una cita dependiendo de mi agenda.— explicó detenidamente, yo me quería perder en su voz, en sus ojos, en todo él pero de verdad no podía en esos momentos— Jennie, la chica que te atendió afuera, es mi asistente, tú trabajo no tiene nada que ver con el de ella así que si necesitas algo o no entiendes alguna tarea o lo que sea debe venir a mí, yo te guiaré hasta que agarres el hiló. Espero que puedas desenvolverte bien en está área joven Park, te daré esta semana para que te mudes, el lunes te quiero aquí a primera hora.— entonces se levanto y yo lo imité. Cielos... Hasta era más alto y corpulento que yo—. Aquí está mi tarjeta, por si necesitas algo.— agregó tendiendome la tarjetica.

—Si, claro, lo tomare en cuenta.— dije moviendo la tarjetica, camine a la salida a su lado y me volteé a verlo— Gracias, esto.. es... Es algo que de verdad me importa mucho, nos vemos el lunes a primera hora.— Caballerosamente me abrió la puerta, le dedique una reverencia y le regalé una sonrisa, luego de eso mire sus ojos por última vez y me perdí por el elevador.

Me fui despidiendome cortes de las chicas que me habían atendido. Al salir el aire fresco me golpeo la cara cálidamente, me sentí bien conmigo mismo, por haber entrado en menos tiempo de lo que pensaba en una empresa en la que esperaba me pudieran dar una nueva oportunidad, caminé despreocupado hasta el terminal de trenes y al primero que salio a Busan lo tomé.

En el camino me puse a pensar en lo bien hizo sentir mi nuevo jefe, aunque su cara sería no mostró ningún sentimiento yo sentí que me había amoldado bien a él y que el ambiente entre ambos era cómodo, supuse que mi estadía ahí sería buena y que no tendría problemas con nadie.

Total aun había tiempo para conocerlo...

«¡Y conquistarlo, eh!», grito excitada mi subconsciente sin dejar de ver una y otra vez la imagen del Señor Jeon hablando. Yo negué alejando eso de mí.

Solamente deseaba poder trabajar en paz, poder cumplir mis sueños y también leer muchos libros. Eso era lo mejor, leer tanto.

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