—De qué, ¿eh? —Susurró en mi oído e involuntariamente se me puso la piel de gallina, al sentirlo tan cerca de mí.
—Jovencito, hay algo que se llama espacio personal ¿sabes? —Intenté mantenerme tranquila, pero en mi cerebro todas mis emociones corrían por aquí y por allá.
Okey, muchas películas infantiles.
—Uhm... en realidad ni siquiera sé que es. —Me dijo divertido.
Recordé que cuando estábamos en su departamento se comió cuatro paquetes de ramen, sorprendentemente todo en menos de 10 minutos.
—Si me dejas levantarme, te preparo algo de comer. —Él se quedó quieto un momento.
Miró hacia los lados como si hubiera alguien. —¿Y de qué estaríamos hablando? —Me habló con un tono de narcotraficante.
Reí cuando entendí su juego. —Galletitas. —Imité su tono.
—¿Chocolate o coco? —Me preguntó.
—Ambos. —Sus ojos se abrieron con sorpresa.
—Me parece un trato justo. —Asintió. Se levantó de la cama y me ayudó a levantarme de la cama, esperando de seguro que le diera lo prometido. Pero yo tenía otros planes.
—Espérame aquí, ahora voy a la cocina. —Me volteé y sin dejar que pestañeé cogí una almohada y se la tiré. —¿Estás loco? ¡Cómo vas a entrar a así a mí cuarto! —Le tiré la almohada al pecho. —¡No sabes lo que me asus! —Él puso una mano en mi boca y me invitó a tranquilizarme.
—Pero si yo te dije que iba a venir. —Él levantó una ceja. —Te dije: 8 p.m. Creí que era obvio. —Me explicó y solo le faltó el duh.
Yo lo miré indignada. —¿Y yo cómo iba a saber eso? —Intenté no gritar porque mi abuela ya estaba durmiendo. Suerte que ella dormía en el piso de abajo. —Hubiese sido al menos más claro. ¿No crees? Y de igual manera, así lo hubiera entendido. ¿Cómo vas a entrar por la ventana? —Me acerqué a la misma para ver cómo es que había subido. Vi una escalera pegada ahí. —Tú enserio estás loco. —Miré atónita hacia afuera.
Me giré hacia él y lo vi hurgando en mi armario, totalmente ajeno a todo lo que le había dicho. —¿Y ahora qué haces? — Le pregunté al ver que sacó una casaca y un pantalón de mi ropero.
—Ponte esto. Hace algo de frío afuera. —Me informó como periodista climático.
—P-Pero...—Balbuceé.
—Por favor no digas que no. Tengo algo para ti. —Se sentó al borde mi cama y pude notar como sus ojos me daban una barrida para nada disimulada. Animándome a mí a hacer lo mismo. Llevaba unos pantalones negros junto a una larga casaca del mismo color y sus infaltables botas.
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Stupids, Park! [BTS FANFIC] [EDITANDO]
Teen FictionEn su segundo año de preparatoria Lee Hanna cree que todo será como siempre: estudiar, estudiar y por supuesto estudiar. Pero... No contaba con que tres chicos estarían dispuestos a cambiar eso. Pero no todo será como ella cree. Odio. Eso era lo ún...