Seis Más Uno

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Hinata despertó a mitad de la noche en "su nuevo hogar", ella no volvió a despertar en toda la tarde desde que Mikoto la dejó en su habitación, decidió bajar por algo de comer ya que aunque se encontraba muy triste el hambre no se hacía esperar, trató de no hacer ruido pues no quería despertar a nadie, pero cuando estaba por bajar  las escaleras se encontró con seis pares de ojos rojos que la observaban desde la sala, ella trató de volver a su habitación pero cuando se giró encontró a uno de ellos muy cerca, tanto que no pudo evitar chocar contra su pecho, Hinata respingo por la impresión, —Lo... Lo siento— 

Shisui dejó ver una sorna sonrisa, no tenía malicia pero si mucha burla, —Pero que tenemos aquí

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Shisui dejó ver una sorna sonrisa, no tenía malicia pero si mucha burla, —Pero que tenemos aquí... Una linda y débil Hyuga— ella trató de rodearlo para volver a su habitación nuevamente pero la detuvo por el brazo, —¿Necesitabas algo?— la ojiperla negó con la cabeza pero el arqueo una ceja, pues no le creía nada, —¿Entonces que haces a esta hora de la madrugada aquí?—

—Yo... no...—

Madara se puso de pie y se acercó a las escaleras, —¿Sabes cocinar mocosa?— dijo fuertemente y con su habitual tono frío, ella asintió lenta y temerosamente con la cabeza, —¿Entonces que esperas?— Shisui la tomó por el brazo y bajó con ella jalandola un poco pero para sorpresa de todos Itachi se acercó hasta ella y la alejó de él.

—¿Que te pasa Itachi?— Reclamó Shisui con un tono molesto.

—Si tienen hambre cocinen ustedes— Itachi la tomó por la mano para llevarla de vuelta a su habitación pero Shisui se lo impidió tomándola de la otra, —Sueltala— dijo con seriedad.

—Eres un aguafiestas Itachi, solo queremos que cocine algo, pertenecer a la policía militar de Konoha no es cosa fácil y es normal que terminemos con hambre— la rrebató y siguió caminando con ella con dirección a la cocina pero de pronto sintió un fuerte puño en el rostro que le hizo sangrar la nariz, —¡Maldito!— sin pensarlo se lanzó sobre Itachi y comenzaron a pelear, Hinata aprovechó para salir corriendo, pero Madara se percató y fue tras ella mientras los demás separaban a los dos furiosos Uchiha.

La ojiperla entró a su habitación y tras de ella lo hizo Madara, cuando lo miró su único instinto fue gritar pero este cubrió rápidamente su boca con una de sus manos, —Apenas llegaste y ve lo que has provocado— Hinata estaba temblando mientras la mantenía por la espalda pegada a su pecho, —Si no bajas ahora mismo y remedias este lío te juro que no volverás a ver la luz del sol, ¿Si sabes quien soy yo verdad?— Preguntó amenazante y ella asintió, —¿Entonces sabes que no dudaría en matarte de ser necesario verdad?— la liberó y la hizo caminar hasta la puerta de nuevo con dirección a donde se encontraban todos.

Pará Hinata era no era nada agradable estar allí, entre esos salvajes sofisticados como lo son los Uchiha, cuando volvió a las escaleras no encontró a los dos hombres peleando, ¡encontró a cinco hombre peleando!, ellos parecían ignorarla hasta que pasó a lado de todos con rumbo a la cocina,
—En unos minutos estará preparada la comida— todos se detuvieron al escucharla y la miraron seguir su camino, Itachi trató de impedirlo pero ella insistió, —Si voy  a vivir aquí debo retribuirles de alguna manera, es lo menos que puedo hacer— Ella sonrió dulce y falsamente y siguió su camino. Una vez en la cocina recordó que Naruto le dijo alguna vez que a esos sujetos les encantan los tomates, entonces para preparar comida para ellos emplearía bastantes.
Hinata picaba en cubos los tomates cuando de pronto a su memoria llegaron algunos recuerdos de ella y Hanabi cocinando juntas, su corazón comenzó a acelerarse al igual que su manera de manipular el cuchillo, su vista se nubló por las lágrimas y cuando menos pensó, sangre comenzó a emanar de sus dedos y empezó a llorar pero no por el dolor de la herida del cuchillo, ella lloraba por la muerte de su clan, la muerte de su familia. Los Uchihas que estaban en la sala escucharon su llanto y fueron de inmediato a la cocina, encontraron a la hermosa chica recargada en la mesa, se encontraba ahogada en llanto y su mano cubierta de sangre.

La protegida del Clan UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora