Misión

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Después de recibir un fuerte regaño por parte de Fugaku, Hinata fue hasta la casa donde ahora vivía con Shisui en el mismo distrito Uchiha. Estaba desconcertada por lo que acababa de ocurrir, le mostraron las fotos y efectivamente ella aparecía besándose con el pelugris, la ojiperla se recostó con la cara hundida en la almohada pues se sentía muy avergonzada.
Luego de un par de horas Shisui tocó la puerta de su habitación —¿Puedo pasar?—

—Si—, cuando abrió  la puerta la encontró sobre su cama escondiendo un rostro apenado en la almohada —Solo fue un beso, entre el y yo no hay nada pero nadie me cree—

El se sentó a la orilla de la cama y tocó su espalda —Yo te creo—

Hinata al sentir su tacto se enderezó quedando de rodillas a su lado, aún sobre el colchón y de la nada lo abrazó —Gracias—, ella se aferró a su cuello mientras que el la acomodó sobre sus piernas para poder abrazarla mejor contra su pecho.

—Yo siempre te voy a creer Hinata—, ambos mantuvieron la mirada puesta en el otro y en silencio, el espacio entre los dos poco a poco iba desapareciendo, sus labios finalmente se encontraban a escasos milímetros, sus respiraciones chocaban al mismo compás —¿Puedo... Besarte?—, tras unos segundos la Hyuga asintió para dar su consentimiento. Shisui arrastró una mano desde su mejilla hasta su nuca y sin perder tiempo junto sus labios a los de él, ambos se fundieron en un beso tierno lleno de sentimiento. Solo el sonido de sus respiraciones se escuchaba en la habitación, el sonido de aquel beso que poco a poco subía de intensidad, en un instante el se apartó con brusquedad —Si me dejas continuar no voy a poder detenerme—, el pegó su frente a la de ella, ambos aun agitados —Descansa Hinata— , se puso de pie y salió rápidamente de la habitación para luego dirigirse a la casa principal.

Una vez que llegó pidió hablar con Madara pues tenía cosas de la estación que quería tratar con él —Veo que te diviertes mucho—, todos los Uchiha depositaron su atención en el —Ya veo porque defiendes tanto a la Hyuga... te la comes cada que tienes oportunidad—

Itachi principalmente lo miró con furia mientras apretaba los puños —No se de que me hablas Madara—

—Mirate en el espejo Shisui—, el se acercó a uno y se miró, tenía los labios manchados con labial rojo.

—¡Diablos!—, se limpió rápidamente. Después de hacerlo se giró hasta amadara —Necesito hablarte sobre algo relacionado con la estación de policia—

—Esta bien, vamos al despacho—

La tarde ya estaba cayendo en Konoha, todos los Uchiha estaban ocupados, unos de misión y otros vigilando la aldea, solo uno se encontraba en el distrito y justamente estaba ayudando a su abuela a cargar las bolsas de las compras —Compras demasiadas cosas y solo vivimos nosotros dos en la casa—

Ella sonrió y asintió mientraa caminaba frente a él —Si hijo pero tengo fe en que pronto vas encontrar una buena chica, además conozco a la indicada para ti—, Obito rodó los ojos hacia arriba con fastidio —Quiero que vayas y busques a la niña Hinata y le digas que la espero esta noche en la casa, mis amigas quieren conocer a tu futura esposa—

—No digas eso ni de broma, es una mocosa tonta y consentida que solo causa problemas, además Shisui tiene algo con ella, hasta viven juntos y lo sabes—, la anciana solo sonrió y lo dejo solo cuando entró a su vivienda.

—Solo ve y dale mi recado—, gritó desde adentro.

Hinata estaba sentada sobre el tejado de la casa mirando como el sol comenzaba a ocultarse, la chica se encontraba inmiscuida en sus pensamientos, algo sonriente y con un brillo especial, algo no muy usual últimamente en ella —¡Hyuga!—, escuchó una voz gritar desde abajo, ella volteó para encontrarse con la mirada del que la llamó.

La protegida del Clan UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora