CAP. 18 : OSCURIDAD

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Narra Guillermo :

Casi había pasado una semana desde que vi a David en el parque. Una semana sin saber nada de él, sin saber nada de Laura... Apenas había dormido en todo este tiempo, cada vez que cerraba los ojos veía a Laura en un cuarto oscuro, asustada, gritando ayuda aún sabiendo que nadie la escucharía... Me torturaba a mi mismo, todo había sido culpa mía, si hubiera escuchado a Luzu, si le hubiera hecho caso no habría pasado nada de esto. Cada vez que salía a la calle le buscaba con la mirada pero nunca lo encontraba, también buscaba edificios con las ventanas tapadas o muy viejos que fueran a ser derruídos, eran pocos y eso me falicitaría el trabajo, no dejaría que le pasara nada a Laura.

En cuanto a Samuel... No volví a hablar con él en toda la semana, no quería que me preguntase nada para así, no tener que mentirle y alejarle lo más posible de todo lo relacionado a David. Me aterraba la idea de que le hiciera algo sin que yo pudiera evitarlo, así que preferí distanciarme de él hasta que solucionase todo a pesar de que lo más deseaba era refugiarme en sus brazos y dejar todos mis miedos atŕas, quería acariciar su pelo sedoso y besar sus labios, suaves, dulces, perfectos... Esos labios que me transportaban a otro lugar, a un lugar en el que no tenía miedo, a un lugar en el que estaba a salvo. 

- Perdona... ¿Tú eres Guillermo? - Preguntó alguien a mis espaldas. Me giré para mirarle pero no lo conocía.

- Eh... Sí... ¿Te conozco? - Pregunté.

- No, ni yo a ti tampoco... Me han dado esta nota para ti - Le miré extrañado y cogí la nota que me tendía nervioso.

- ¿De quién es? -

- Tengo que irme... - Y se fue con paso apresurado a saber quién sabe donde. Desdoblé el papel y empecé a leer.

Lee esta carta como si no tuviera importancia, te estoy vigilando muy de cerca.

Si actúas de alguna manera fuera de lo normal, la mataré ¿Por qué ignoras a tu querido amigo? Lo único que haces es levantar sospechas...

Te espero esta tarde a las cuatro donde nos vimos la última vez. Ven solo.

Le busqué entre las caras de la gente, pero no lo encontré... ¿Y sí solo está jugando contigo? Te está metiendo miedo, pero... ¿Cómo sabe entonces qué me estoy intentando alejar de Samuel? Tragué saliva tratando de calmarme. Volvía a invadirme esa opresión en el pecho que sabía que desencadenaría en otro ataque de ansiedad si no me tranquilizaba... Doblé de nuevo la nota y la guarde en uno de los bolsillos de mi pantalón, iría hasta la cafetería de la Universidad a tomarme una tila antes de que empezara la siguiente clase. Caminé un par de minutos hasta llegar a la cafetería, que estaba casi vacía, algo que agradecí ya que no habría mucho barullo y podría estar tranquilo. Pedí una tila y me senté en una de las mesas mas alejadas de la puerta, encendí mi iPod, me puse los cascos y dejé que pasara el tiempo al ritmo de la música. ¿Cuánto tiempo estuve así? Solo se que cuando me di cuenta, la taza estaba fría y Samuel estaba sentado frente a mi en silencio.

- Al fin despiertas - Dijo Samuel.

- Eh... Perdón... - Supuse que estaría más rojo que un tomate - ¿Cuánto llevas ahí? -

- Pues... - Sacó su móvil - Casi dos horas - Sonrió levemente y dejó el móvil sobre la mesa.

- ¿Llevas ahí dos horas mirándome? ¿De verdad? - Pregunté sorprendido.

- Al menos las vistas son buenas... - Comentario que hizo que sonriera como un tonto - Quería hablar contigo... - Dijo algo más serio.

- Hablar... ¿De qué? -

"El chico de la taquilla 77 " (WIGETTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora