CAP. 11 : SENTIMIENTOS

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Narra Guille :

Me tiré sobre la cama, estaba demasiado cansado para hacer cualquier cosa. Miré perezosamente el despertador que tenía sobre la mesilla de noche, eran las siete de la tarde del sábado. Habían pasado tantas cosas en menos de un día. La marcha de Luzu, algo que creo que nunca le perdonaré, lo sucedido con David, la intervención de Samuel, sus palabras...

- ¿Es lo qué hacen los amigos no? -

- ¿Somos amigos? -

Me tapé la cara con la almohada recordando esa sonrisa traviesa que se había dibujado en sus labios al preguntarle. Esa sonrisa que escondía tantos enigmas... Suspiré, ¿qué te pasa Díaz? Me preguntaba mis subconsciente. Negué con la cabeza y golpeé la cama con el puño ¿qué me pasa?

Llamaron al timbre. Me levanté perezosamente de la cama, me calcé unas zapatillas y fui a abrir. Laura entró como un remolino en medio del océano. Llevaba unos tacones de terciopelo negros junto con un vestido ceñido verde oscuro que combinaba perfectamente con su pelo pelirrojo, que caía en suaves ondas sobre su pecho.

- ¿A dónde vas tan arreglada? - Cerré la puerta mirándola con la boca abierta, estaba simplemente espectacular.

- Nos vamos de fiesta - Me sonrió.

- ¿Nos vamos? - Pregunté recalcando la palabra "nos"

- Si, ponte guapo -

- Estoy muy cansado, hoy no tengo ganas... -

- Venga Guille, no te vendrá mal salir de aquí unas horas, despejar - Me acarició la mejilla.

- ¿No puede ser otro día? - Hice un leve puchero.

- Sabes que eso no funciona conmigo, venga - Suspiré resignado.

- Dame cinco minutos... - 

- Cuatro - Me sonrió y empecé a caminar hacia mi habitación. 

Cerré la puerta y abrí el armario. Busqué con la mirada mi ropa de fiesta, pero todo estaba demasiado desordenado como para encontrar algo. Empecé a rebuscar, saqué un pantalón pitillo negro y una camiseta blanca de Jack & Jones con dichas letras en color negro. Me vestí en cuestión de segundos. Cerré el armario y me calcé unas Vans negras. Salí de la habitación bajo la mirada atenta de Laura. Llegué hasta el baño, intenté peinarme un poco, pero parecía que mi pelo no estaba por la labor de colaborar. A veces me entraban ganas de raparme la cabeza al cero, pero después me imaginaba sin pelo y esa idea me aterraba. Di por perdido el intentar ir peinado decentemente. Me lavé los dientes y salí del baño. 

- Señorita - La saludó Samuel sin ganas. 

- De Luque... - Contestó Laura mientras se apoyaba en la pared bastante perpleja. 

- Ya estoy listo - Le dije a Laura. Samuel me analizó con la mirada de arriba a abajo. 

- Pues vamos - Laura se incorporó y caminó hasta la puerta. 

- Pasadlo bien - Murmuró Samuel. 

- ¿Quieres venir? - ¿Qué dices Díaz? Laura se giró de repente confusa y a Samuel se le iluminó la cara por un segundo. 

- No... No me encuentro bien, otro día tal vez... - Se excusó algo nervioso. Excusa barata.

- Tal vez... - Miré a Laura, impaciente por marcharse de este ambiente tan incómodo - Venga vamos - Y ambos salimos por la puerta. 

Bajamos las escaleras en absoluto silencio. Era raro que Laura estuviese tan callada. Salimos a la calle. Ya era casi de noche a pesar de que no eran ni las ocho de la tarde. Caminamos en dirección a la Gran Vía. Tanto silencio empezaba a incomodarme. 

"El chico de la taquilla 77 " (WIGETTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora