Capítulo XI

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Lan Zhan constantemente escuchaba los pasos de alguien acercarse a él, pero simplemente su cuerpo no respondía sus ordenes, lo sentía sumamente pesado al igual que sus párpados.

En su mente se recreaba la misma escena de Wei Ying cayendo de aquel acantilado una y otra y otra vez, su mente era su mismo verdugo y mientras seguía atrapado en ese doloroso bucle sintió un ligero pinchazo en su pecho que detuvo por completo todo, siendo la imagen de Wei Ying la que se quedó detenida antes de lanzarse hacia aquel acantilado.

Con sigilosos pasos se fue acercando hasta él, hasta que se desvaneció, la preocupación y el nerviosismo se apoderaron de su cuerpo y rápidamente miró hacia todos lados tratando de buscarlo –Wei Ying– WangJi comenzaba a jadear, no podía ser que le volvieran a quitar a su Wei Ying –¡Wei Ying!– pero un susurro se escuchó a través de la suave brisa del viento.

–Lan Zhan– WangJi movió su cuerpo hacia donde él creía haber escuchado esa voz –Lan Zhan...ayúdalo...–

–¡Wei Ying!– las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, hasta que no pudo aguantarlas más –Wei Ying, regresa...–

–WangJi, el Joven Maestro Wei, está en un lugar descansando– –¿Descansando?¿Hermano?– WangJi podía jurar que esa era la voz de su hermano. Hizo otro esfuerzo por abrir sus ojos o mover al menos uno de sus dedos, pero le fue totalmente imposible.

–Lan Zhan... te necesita– WangJi comenzaba a desesperarse ¿Quién lo necesitaba? miró hacia al frente y finalmente lo vio...Wei Ying estaba parado frente a él con un semblante notable de preocupación en su rostro, se fue acercando a él y posó con delicadeza su mano en el rostro de Lan Zhan, acariciando su mejilla con sutileza –Lan Zhan necesitas abrir tus ojos, él está en peligro– WangJi negó suavemente su cabeza, no quería dejar que su Wei Ying se fuera 

–¿En dónde estás? Te necesito–

–Lan Zhan no sé dónde estoy, pero en estos momentos yo no soy de importancia, abre tus ojos, él te necesita más que yo, por favor– Lan Zhan se mordió su labio con fuerza.

–¿Quién es el que necesita mi ayuda?– los ojos de Wei Ying se cerraron por la hermosa sonrisa que le brindó a Lan Zhan haciendo que el cuerpo de este se relajará por completo.

–A la personita que dejaste en los Túmulos, ve hacía él, esta en peligro– y con una última sonrisa, la brisa del viento golpeó el rostro del jade obligándolo a cerrar sus ojos por un instante y al momento de abrirlos se topó con el techo de la cueva fría.

Su respiración era pesada, hasta que poco a poco se fue calmando y al lograrlo se levantó lentamente, se sentía mareado y con varias interrogantes ¿La persona de los túmulos? trataba de hacer memoria hasta que la imagen de un pequeño aferrándose a su pierna lo hizo reaccionar.

–¡A-Yuan!– Lan Zhan se levantó de golpe sintiendo que todo a su alrededor daba vueltas, pero sin impórtale en lo más mínimo si llegaba a caerse salió a toda prisa de la cueva fría, sin ser consciente de una pequeña luz roja que lo acompañó hasta salir al exterior, sus ojos ardieron por la intensa luz solar y al poco tiempo de haber logrado que sus ojos se acostumbrasen, caminó lo más rápido que podía, necesitaba a Bichen para llegar lo más pronto por su pequeño.

Algunos discípulos que se encontraban fuera de los salones se percataron de la rapidez con la que el gran Hanguang-Jun se dirigía al Gran Salón en donde se encontraba el maestro Lan Qiren, uno de los discípulos tomó la valentía de acercarse al Jade y hacer una reverencia ante él.

–Hanguang-Jun, el Maestro Lan Qiren está dando una clase– al alzar su rostro se estremeció al ver la fría mirada que el jade le dedicó.

–Apártate– todos los discípulos se miraron sorprendidos entre ellos, puesto que el Jade jamás daba ese tipo de contestación, siempre les hablaba con respeto.

La Venganza de un JADE *WangXian*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora