Capítulo XXXIV

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Nie MingJue se encontraba en el patio de entrenamiento supervisando a sus discípulos de que todo saliera correcto.

–¡Háganlo otra vez!– ninguno de los discípulos se quejó puesto que ya estaban acostumbrados al ritmo que su líder les imponía, mientras tanto HuaiSang se sentía más feliz que nunca, finalmente era libre de pintar sus preciosos abanicos delante de su hermano sin recibir alguna reprimenda.

HuaiSang estaba buscando una nueva inspiración para su siguiente obra de arte, cuando se percató de la velocidad con la que un discípulo corría para llegar a su líder, HuaiSang sabía que su hermano se podía alterar cuando interrumpían su entrenamiento por lo que decidió interceptar al discípulo.

–Ey ¿Cuál es la prisa?– el discípulo tomó una gran bocanada de aire y le mostró la carta que llevaba en sus manos, HuaiSang la tomó y vio el símbolo del Clan Lan.

–Acaba de llegar de la Secta GusuLan dicen que es urgente entregársela a nuestro líder– HuaiSang abrió su abanico y miró la carta varias veces antes de asentir al discípulo.

–Esta bien, yo me encargo de entregársela a mi hermano, toma un descanso y después sigues con la guardia en la puerta principal– el discípulo asintió a lo que HuaiSang había dicho, por lo que hizo una leve reverencia y antes de retirarse una voz a sus espaldas lo hizo brincar.

–HuaiSang ¿Qué tienes en tus manos?– HuaiSang se giró para ver de frente a esa persona y por inercia escondió la carta detrás de él.

–San-ge...¿Qué hace aquí?– GuangYao sonrió falsamente mientras en su mente se regocijaba al ver lo que su presencia hacía en HuaiSang.

–Es día de que le toque la melodía a Da-ge, pero me imagino que en estos momentos está con el entrenamiento– HuaiSang asintió a lo que GuangYao le había comentado por lo que este sonrió –HuaiSang ¿Me harías algo de compañía en lo que Da-ge termina con el entrenamiento?–

–Claro San-ge– ambos caminaron en dirección al salón principal en donde uno de los sirvientes de la familia Nie se acercó a ellos para poder servirles el té, HuaiSang tiró sutilmente de la manga de su sirviente para que se girara a verlo y por debajo de la mesa le entregó la carta.

–Dile a mi Da-ge que San-ge está aquí y lo está esperando para poder tocar la melodía de la lucidez– el sirviente asintió y escondió la carta en una de sus mangas, hizo una reverencia y se retiró del lugar.

HuaiSang y GuangYao se encontraban uno frente al otro, la tensión en el ambiente era demasiado pesada, ambos se miraban fijamente sin querer demostrar alguna debilidad frente al otro.

–HuaiSang... dime ¿Dónde llevaste el cadáver de Mo XuanYu?– HuaiSang no se imaginaba que GuangYao iniciaría la conversación con ese tema.

–S-San-ge le había comentado que le daría un entierro digno–

–Ese no es tu trabajo– GuangYao le dio un sorbo a su té solo para mirar nuevamente a su enemigo –HuaiSang... ¿Por qué te has vuelto tan cercano a Er-ge?– HuaiSang abrió su abanico y cubrió la parte inferior de su rostro evitando que GuangYao viera la sutil sonrisa que había aparecido.

–Digamos que hay algo que tenemos en común y que eso nos ha unido más de lo que pensábamos– los dientes de GuangYao rechinaron al momento de escuchar lo que HuaiSang había dicho por lo que sin pensarlo golpeó la mesa donde se encontraban las tazas de té derramando un poco de su contenido.

–Nie...HuaiSang ¿Qué rayos tratas de decir...?– HuaiSang siguió sonriendo al ver que GuangYao ya no mostraba la actitud falsa que siempre mostraba a todos.

La Venganza de un JADE *WangXian*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora