La Venganza de un JADE *WangXian*

Capítulo XXXII

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Lan XiChen se encontraba con algunas manchas de sangre en aquellas pulcras túnicas blancas y en su espada, cada vez que atravesaba el cuerpo de algún discípulo XiChen lo sufría en mayor cantidad, se detuvo en medio de la pelea solo para observar como todo Gusu estaba bañado de sangre por todos aquellos cultivadores que buscaban el poder y la deshonra de lo que era el verdadero Gusu, el verdadero Clan Lan.

Dejó sus pensamientos de lado y siguió con la batalla contra todos aquellos que buscaban la muerte del que era su líder aunque ellos no lo veían así, solo lo miraban como un simple peón manejado por las grandes manos del consejo de ancianos.

Las cultivadoras del Clan realmente habían sido subestimadas y en estos momentos los discípulos se habían dado cuenta que eran unas mujeres realmente fuertes y valientes al ponerse de frente contra ellos, cosa que hacía que sus egos se vieran cruelmente heridos, aún así y por más que les doliera, reconocían que eran dignas oponentes en el arte de la espada y de la música, poniendo en alto al Clan.

Pronto a la guerra se unió MeiLing, colocándose estratégicamente cerca de XiChen y peleando ambos mano a mano contra todos los discípulos, ambos protegiéndose la espalda de los contrarios, hasta que finalmente la puerta del Gran Salón Ancestral se abrió dejando a la vista a Lan Qiren, Zhou JinFu y algunos cuantos ancianos que habían estado en contra de las nuevas reglas establecidas por Lan XiChen. Los ataques cesaron por unos breves instantes al ver a los grandes ancianos de pie, todos con espada en mano, XiChen observó fijamente a su tío y este solo negó con su cabeza.

–Me decepcionas profundamente XiChen, jamás imaginé que mi propio sobrino se atreviera a alzar su espada en contra mía– XiChen apretó su mano en la empuñadura de su espada con fuerza –A pesar de que te enseñé lo mejor de mi, que te eduqué para que fueras un excelente líder, me pagas con traición al igual que WangJi, ambos son unos malagradecidos– XiChen mostró una sonrisa al escuchar todo el discurso que su tío había dado, no dejando ver que en verdad le dolían esas palabras.

–Lan Qiren, tanto mi hermano como yo no lamentamos ser su decepción, además usted no quería un sobrino o un líder, quería un títere que hiciera caso a todo lo que ustedes decían ¡Todo esto era una mentira! Usted jamás nos quiso, nos veía como un problema al igual como veía a nuestro padre– Lan Qiren abrió sus ojos con sorpresa, era imposible... Lan XiChen no podía saber ese terrible secreto que todos los ancianos se esforzaron por ocultar.

XiChen sonrió amargamente –Acaso pensó que jamás me iba a enterar de como todos ustedes mataban lentamente a mi madre, de como todos los días la obligaban a tomar un maldito té con veneno, la muerte de mi madre la pasaron como un simple ¡Suicidio! ¡Ella jamás lo hubiera hecho! Nos amaba, nosotros éramos la alegría y esperanza de nuestra madre, al igual que ella nuestra felicidad, nos arrebató lo que mas amábamos en esta maldita vida–

–¡Estás hablando tonterías Lan XiChen! Nosotros no matamos a tu madre...– XiChen negó con su cabeza mientras una sonrisa aparecía en su rostro.

–Si lo hicimos– jadeos se hicieron presentes y se giraron a ver a Zhou JinFu, quien lentamente iba sacando su espada –Para que ocultar la verdad de esto Qiren, lo único que tenemos que hacer es eliminarlo y así escoger a un nuevo líder que sea digno de portar tal título para el Clan Lan, ya que a tu sobrino le quedó muy grande el título– y sin agregar algo se abalanzó en contra de XiChen siendo rápidamente confrontado por la líder de las cultivadoras –Lan MeiLing...– pronunció su nombre con tal desagrado que MeiLing le sonrió al saber el odio que ambos se tenían.