☁Ignota realidad☁

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Po'v de ____.

Luego que Emma dejase de existir en cuerpo y alma, y se diluyera frente a todos en ríos de sangre morada, se hizo un largo silencio en el que no se oía ni los crujidos de la candela, las respiraciones exaltadas, o el galope constante de los corazones asustados. Luego hubo un caos en todos los sentidos. Susurros secos y personas que se tiraban al suelo, llantos roncos y gritos de desesperación. Yo todavía estaba hecha un ovillo sobre la roca, observándolos, observándome a mi, y las penurias de mi alrededor. Tartamudeaba palabras incoherentes, y temblaba de frío, de desconcierto y de miedo. Me cubría las orejas o la nariz para desaparecer del lugar en el que me encontraba.

Norman totalmente enrojecido de humo y cenizas, lloraba de una forma en la que nunca vi a alguien hacerlo. Ido y desvergonzado. Ronco y frágil. Se golpeaba con el puño la cabeza y se apoyaba del suelo para no tirarse sobre la tierra al lado del cuerpo dormido de Emma. Ray, por otra parte vomitaba a un costado, acogiéndose la boca del estómago y escondiendo su rostro en el que surcaba una mueca dolorosa. Todos los demás la rodearon, llenos de frío, llorando a Emma porque habían tenido la oportunidad de conocerle. Yo tambien la había tenido, muchas veces, pero nunca la tome y me aventure en su amistad, y ella tampoco hizo lo mismo. Nos conocíamos de miradas y saludos, y el intercambio de una que otra palabra. Nunca había llegado a más y aún así, sentía un vacío tremendo en el interior.

Entonces, los que tuvieron la suerte de recuperarse más de prisa, cogieron un trozo de fierro planchado del mismo tamaño de Emma, la cargaron de entre dos con cuidado y la acostaron como si temieran que sus extremidades se desprendieran. Y caminaron hacía el bosque con un pequeño grupo de chicos, dejando tras de sí, una larga tira de muertos enterrados en los escombros. Aún así permanecí en la piedra, pensativa y media dormida. Sonya estaba muerta. Emma estaba muerta, y Hayato tenía una horrible herida de bala.

―____, es hora de partir ―ante la salida del sol, me cubrió una figura enorme―. Tu cuerpo tiene el deber de descansar al igual que todos.

Hundí más la cabeza en las piernas.

―Voy a caminar contigo ―insistió Vincent, que vino a buscarme cuando se dio cuenta que nadie iba hacerlo, una situación casi similar a la de hace rato.

―¿Hayato? ―susurre.

―Se ha adelantado, lo han ayudado a caminar... hay que alcanzarlo ―nunca había oído tan estupefacto a Vincent―. Vamos.

Vincent me extendió la mano y la agarre con los dedos temblorosos y camine al lado suyo arrastrando la pierna arañada. Hicimos el mismo viaje de ayer, con la única diferencia que ya no estaba eufórica, y que solo una persona caminaba al lado mio. Resbale con una piedra y caí sobre el barro, observe las salpicaduras en mis manos y sentí las intensas ganas de llorar. Quizá por Sonya, o por Emma, o por los muertos del cuartel, las mujeres vestidas de delantales y la mujer de ese vestido pomposo yacían sus restos repartidos por ahí.

Vincent se acuclillo, y en ese instante que lo mire directo al rostro, me percate de la gasa ensangrentada que se había puesto en el ojo.

―No sé que hacer, no sé que hacer ―solloce.

―No debes hacer nada, niña ―suspiro Vincent en su inexperiencia en el sentimentalismo―. No debes de pensar en nada ahora, vamos, debemos seguir avanzando.

Me ayudo a levantarme, y dijo que si mi cojera que dolía demasiado podría llevarme en las espaldas, que mi contextura menuda no se le hacía ni un problema, y sonrió un poquito. Accedí y recoste el pecho en su espalda, y para sostenerme me tomo de las piernas. Vincent continuo conmigo en las espalda en silencio.

 Vincent continuo conmigo en las espalda en silencio

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𝑉𝑜𝑦 𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑡𝑒𝑔𝑒𝑟𝑡𝑒 [Norman x Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora