Capítulo 11

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Saqué la cabeza del agua. Volvía a estar junto al puerto de mi casa, con mi padre, nadando y buceando. Sonreí. ¿Habría sido todo un sueño? Fuera lo que fuese, ya estaba bien y segura.
Volví a hundirme buscando a mi padre. Le encontré junto al hermoso arrecife de coral. Él me miró y sonrió, dulcemente, como siempre hacía cuando era feliz junto a nosotras. Sus rizos negros se movían libres con las corrientes, y él se estiró cual largo era. Me cogió de la mano y me llevó a la pequeña cueva que se hayaba bajo el puerto. Allí me enseñó, con mucho cuidado, unos huevos de serpiente que se estaban abriendo. Era precioso.
No pude aguantar más mis ganas de abrazarle. Él me miró extrañado y subimos a la superficie.
- ¿Pasa algo, cumpleañera?- me dijo
Yo me extrañé. Miré mi ropa, mis manos... Mi bañador favorito cubría mi torso, y mis manos eran más pequeñas y suaves que antes... Volvía a tener 6 años.
"Otra vez no, por favor" pensé.
- No, estoy nerviosa por lo que pueda pasar hoy- mentí.
- Va a ser un día genial, ya lo verás.
Vivíamos apartados del mundo, por lo tanto aún no sabíamos nada de la ANS.
Mi padre movió su mano en círculos bajo el agua y un pequeño remolino se formó. Me asombré, no sé porqué, y le imité, tratando de crearlo. Al ver ese pequeño remolino me sentía como la reina de los mares... Era la nueva Neptuno. Sonreí ante ésta nimiedad que me había hecho tan feliz. Dejé todo de lado y disfruté con mi padre. Al final, nos pusimos a nadar en círculos para crear un remolino aún más grande, con éxito.
- Roxy, Evan- oímos a mi madre.
Salimos del agua y nos sentamos en la madera del puerto, la cual estaba caliente debido al sol.
- Ya vamos cariño- dijo mi padre. Entonces me miró y me guiñó un ojo. -te echo una carrera- me dijo y salió corriendo hacia la casa.
Corrí tras él, con ganas de ver a mi madre y dispuesta a ganar otra de las carreras que claramente mi padre me dejaba ganar.
Entré en mi casa descalza, sacudiendo la arena de mis pies en el suave felpudo. El suelo de toda la casa era de madera, y nada más entrar encontrabas el salón/cocina con el gran ventanal en vez de una pared. Corrí a la isla y me senté, con muchas ganas de hablar con la hermosa mujer de pelo moreno liso que me esperaba con un pastel en las manos.
- Felices seis añitos, Aqua- me dijo.
Mi madre me llamaba Aqua, porque de pequeña no era capaz de decir agua, y lo llamaba así. A ella le pareció bonito y el echo de que me encantase pues ayudó a su decisión.
- Mamá, ¡hoy papá y yo fuimos como el rey Neptuno!- le dije, inocentemente, mostrando mi asombro y alegría.
- ¿A sí? ¿Y qué hicisteis reyes?
Mi padre entró y se sentó a mi lado.
Todos sonreímos mucho.
Di vueltas con el dedo, como había echo en el agua. No pensé q iba a pasar lo que pasó. Un torbellino se formó sobre mi dedo... Se hacía cada vez más grande y yo no podía pararlo... Mis padres se asustaron mucho, trataron de irse pero no me quisieron dejar allí... Cuando volvieron a por mí el remolino se los... Llevó. Ese remolino destruyó toda la casa, todo lo que había sido mi vida, y no pude hacer nada... Algo me impedía moverme.
No tardaron en llegar los FAZ. Me arrojaron a la parte de atrás del camión entre mis lágrimas, pero no sin antes pincharme con algo que me empezó a dormir... Esa debía de haber sido la droga que decía el doctor Perozo.
Cerraron la puerta y la oscuridad me envolvió.

Un Secreto PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora