Capítulo 8

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A partir de ese momento, todo se volvió extraño. 
Cada día me costaba más controlar y ocultar mis síntomas, y descubría algún otro nuevo. Esto ocurría desde que le entregué ese collar a Bea. 
Mi cumpleaños era al día siguiente, y lo celebraron comenzando mi "ruta". Estuve en 7 campamentos distintos. El primero fue en Ohio, después fui a Nueva York, a California, Pensilvania, Arizona, Cansas,... El último se llamaba "Inferno".
Fue el más divertido.
En esos campamentos cuidé de prodigios, de telequinéticos y de eléctricos, pero en ninguno volví a ver a ningún telepático o llameante. Temía que hubieran sido... Exterminados.
En Infierno cuidé de una cabaña de eléctricas, en la cuál había una niña más pequeña que yo. Se llamaba Laia Lopez. Ella había descubierto mi secreto y me ayudaba a guardarlo.
Ella era mi protegida.
Una mañana, antes aún de la hora de levantarse, mientras yo escribía, una niña llamada Laura llamó mi atención.
- ¿Qué pasa?- le pregunté
- Ven.
Cerré la libreta y me acerqué a ella. Al llegar me arrodillé a su lado.
- ¿Ocurre algo?
- Necesitamos tu ayuda. Los teléquineticos han hecho un plan de escape, pero son débiles... Y nosotros no les podemos ayudar. ¿Les ayudarías? Porfiiiiii- me pidió. La última letra cada vez la decía más alta, peligrando ante el hecho de que alguien le oyera.
- Vale, pero calla.- cedí.
La rutina allí era igual que en Pitruendo y en todos los campamentos, así que no me resultó difícil escabullirme a la hora de la comida y llevarme a Laia conmigo.
- Si necesitan que use mis síntomas... ¿Crees que sabría controlarlos?- le pregunté.
- Tú eres capaz de eso y más- me respondió.
Era una niña de 11 años, de pelo castaño y ojos color avellana. Tenía una voz dulce, con la cuál podría robarle el corazón al diablo. Éramos mejores amigas, a pesar de ser interna y FAZ.
- Te sacaré de aquí- le prometí.
Se cogió de su traje y miró hacia abajo.
- No hagas ninguna locura.- me suplicó, con voz entrecortada.
- Tranquila.
Quería que ella estuviera como yo no podía estar. No quería que ella lo supiera.
Corrí hacia la torre de control y me encontré a unos cuantos FAZ atados. Aproveché e invoqué mis síntomas. Creé burbujas de agua que les coloqué a todos en la cabeza, una a cada uno. Así no podrían escucharme. Corrí escaleras arriba preguntándome quién les habría atado de esa forma...
Mi respuesta llegó pronto.
Varios FAZ rodeaban algo con pistola en mano. Oí la voz de un niño suplicando.
- No... Por... Favor...- decía con la voz rota.
Aún no sé porqué lo hice. Algo dentro de mí despertó. Extendí dos dedos de la mano, los junté y moví la mano hacía atrás. Una gran ola apareció de la nada y se llevó a los FAZ al comedor, a mí orden. Tuve que guiarla todo el camino, pero funcionó. Me giré y me puse manos a la obra. Encendí el ordenador principal e introduje la clave de acceso al panel principal. Me puse a quitar los seguros de las puertas, desactivar la vaya eléctrica, inhabilitar las cámaras... Sabía muchas cosas sobre qué hacer, y era la primera vez que usaba un ordenador... Era como si me hubiera estudiado muchos libros de informática. Antes de todo esto no hubiera sabido ni poner la clave, y ahora sabía todo esto y más... Era algo muy raro.
- ¿Gracias?- dijo otra voz de niño, algo entrecortada aún- ¿Quién se supone que eres? ¿Y porqué nos ayuda una FAZ?
- Calla Axel, es nuestra nueva chica maravilla.
Reconocí esa voz. Era Hugo, mi mejor amigo.
- Me llamo... Aqua. ¿Y vosotros? ¿Qué hacéis aquí? Es una sala FAZ.
- ¿Y tú? Mira... Aqua. Eso que hiciste no es muy normal ni para uno de los nuestros. ¿Qué eres?- dijo el que supuse que era Axel.
- Yo pregunté primero
Me puse la braga que Barker me había dado cuando cumplí 9 años, de manera que me taparse toda la cara excepto los ojos. Entonces les miré.
- Quiero ver tu cara- dijo Axel
- A ver, Aqua, nosotros somos dos teléquineticos llamados Hugo y Álex, pero puedes llamarnos Go y... Él es Axel.
- Para tí Alejandro.
- Estamos intentando huir, si nos permites ...- dijo Hugo, levantándose.
En ese momento, acabé mi trabajo y las sirenas de seguridad de Inferno empezaron a sonar y a alumbrarlo todo de rojo.
- ¡Iros, corred!- Grité- ¡Ya!
- ¿Roxy?- preguntó Hugo
- ¿No me has oído?¡Vete!
Se fueron corriendo sin ninguna interrupción, ya que había encerrado a todos los FAZ en sus cámaras... O eso creía.
Bajé, dispuesta a escapar con ellos cuando, en mi cabeza, vi gente disparando, sangre, niños cayendo, gritando... Vi a Estela muerta.
Salí de esa extraña visión y me giré hacia la puerta. Los FAZ empezaron a disparar y yo desvíe las balas hacia ellos. Cuando los niños se marcharon, mis facultades ya empezaban a redimir.
Había mucha sangre, FAZ muertos...
- Soy un monstruo…- pensé
En ese momento, mis facultades dejaron de responder y sentí el cañón de una pistola en mi nuca.  Oí la voz de Muñoz en mi oído.
- Te lo hemos dado todo... ¿Y así nos lo pagas?- cada vez gritaba más. Estaba histérico.
Me esposaron con esposas reales, no con bridas como otras veces, y me golpearon en la nuca con la culata de la pistola.
Todo se volvió negro.

Un Secreto PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora