Capítulo 2

74 10 0
                                    

Despertar con náuseas, desorientada y con un dolor de cabeza de campeonato nunca ayuda. Además, me desperté en una cama de hospital, amordazada, y esposada a la cama. También estaba rodeada de máquinas y personas de batas blancas, entre las que se encontraba el doctor Perozo. Tenía un montón de cables conectados a mi cuerpo. Cuando el doctor Perozo se agachaba para tocarme el cabello castaño claro ondulado, sonó una campana.
- Tenemos que dejarla ir a comer- dijo una enfermera
- Si... Pero aún no hemos encontrado pruebas de que pertenezca a ningún campo... No podemos darle ningún traje- dijo otra enfermera.
- Ya... Gracias, doctora Gómez, pero la doctora Mora tiene razón, en Pitruendo siempre se respetan horarios... Que vaya a comer tal y como está vestida- dijo el doctor Perozo
Ya no tenía mi precioso bañador, sino que vestía una bata, como las que le ponen a la gente cuando los van a operar. De repente, me soltaron las esposas y me dieron unas zapatillas. Desconectaron los cables y me indicaron el camino. Casi no podía moverme, así que no sé cómo conseguí llegar hasta el comedor. Me mandaron sentarme sola y me sirvieron la comida en un plato de plástico.
"Así que esto es el famoso Pitruendo" pensé "porqué la gente lleva ropa con esos símbolos? A ver, llamas, ondas, libros, rayos y... flechas?"
No tardé en verle, pero él no me vio a mí. Aún seguía enfadada con Adam Villin por hacerme lo que me hizo. Me hizo mucho daño y él, a pesar de ahora estar calvo, estaba... ¿Feliz? Si no hubiéramos estado rodeados de hombres con trajes negros le habría tirado mi comida a la cara. Era incomible, era... ¿Pollo mohoso con brécol? ¿Un pez que se había muerto y luego lo habían triturado? No sé cómo Adam podía comerlo con tanta ansia. Él lo había sido todo para mí, era mi novio, mi medio de vida, y ahora él era... ¿Un chico con hondas en la espalda? A pesar de los años que me sacaba (5), Adam y yo nos habíamos apoyado el uno al otro, siempre... Y él me había hecho mucho daño. No tardaron en quitarme la comida y obligarme a volver a mi cama asignada. Nunca olvidaré la cara de Adam cuando me vió. No era asombro, sino miedo lo que reflejaba en su rostro. ¿Miedo por mí? Me fijé también en un póster que había en la pared, en él se representaban los 5 símbolos, uno sobre otro. Abajo estaba el libro, sobre el cual había una flecha, encima un rayo, luego, más arriba, las tres hondas, y, en la cima, había una llama. Esos mismos dibujos eran los que llevaban los niños en las espaldas de sus trajes. Una flecha marcaba que, en la cima, estaba el símbolo más peligroso, y según descendía en la lista, se iba bajando el nivel de peligro.
Me llamó la atención, especialmente, una Z negra a su derecha. Al menos, ya sabía qué eran esos 5 símbolos, pero... ¿Por qué son peligrosos? ¿Qué significa esa Z? Los uniformes negros también tenían esa letra en sus medallas, pero en rojo. ¿Quiénes serían esos hombres? Si no hubiera estado echa polvo, puede que lo hubiera sabido, pero en ese estado no. Poco a poco voy descubriendo más cosas, pero estoy en Pitruendo, y viendo lo visto no creo que vaya a salir de aquí. Cuando llegué a mi habitación, sólo había una persona más con la que poder hablar, y, aunque no soy muy habladora, quería saber cosas. Esa otra persona era Barker.
- ¿Quiénes so-sois?- aún arrastraba las palabras, pero logré decir aquello
- Las Fuerzas Armadas Z o FAZ - dijo Barker
"Ya que está hablador aprovecho" pensé
- ¿Qué e-es e-eso?- pregunté señalando vagamente la medalla
- La marca de la generación Z.
-¿Qué l-les pasa a-a los niños d-de aquí?
- Sois víctimas de la ANS, que afecta a adolescentes.
- Yo no soy a-adolescente- dije tras pensar en que si dice sois también me incluía
- Creemos que eres una víctima de la ANS, pero más joven.
En el momento en que pronunció esas palabras, llegaron los batas blancas (los "médicos", se supone). Me echaron en la cama y me volvieron a esposar. Me realizaron pruebas, y más pruebas, me afeitaron la cabeza para conectar más cables, me hicieron perder el control de mi cuerpo en varias ocasiones, me hicieron sentirme... Asquerosa. Durante 3 años esa fue mi rutina; desayuno, pruebas, comida, pruebas, cena, pruebas... No recuerdo la última vez que dormí, aunque solo fueran unos minutos. Fue una rutina horrible, con un horario fijo que siempre se cumplía. Creo que fueron 3 años... La verdad es que no estaba segura de nada. 3 años y aún no me habían puesto ropa de ningún color. 3 años para acabar diciendo que no me afectaba la ANS y que Barker se había equivocado. 3 años y sólo una buena noticia: al final de mi primer año, Adam Villin se fue de Pitruendo. Decían que estaba curado, yo no lo creo. Adam es impredecible. Aún no había descubierto lo que significaban esos 5 símbolos, pero él era de los más peligrosos.
"Ya llevo aquí tres años..." pensé "y no soy capaz ni de controlarme cuando me hacen pruebas."
De pronto, entró Barker con cara sonriente.
- Tengo buenas y malas noticias para tí, 005 - ese era mi número psi, mi "nombre" en Pitruendo- las buenas son que ya se acabaron las pruebas, pero lo malo es que no vas a salir de Pitruendo.
-¿Por q-qué?- pregunté tartamudeando, extrañada.
- Al ser la primera niña a la que no le ha afectado la ANS te van a hacer FAZ
- Pero... ¿Voy a t-tener que hacer daño?
- No, no, no... Durante estos tres años, hemos construido más edificios y acogido allí a más niños, pero hoy llegan más y ya van a ser 3000... No podemos con ellos y me han dicho que te necesitamos.
En ese momento entró otro FAZ.
- Barker, vete- dijo ese otro
- Pero, señor, esta es mi interna... - replicó Barker
- Tengo algo que decirle a "tu interna", Barker vete, es una orden- le espetó el otro FAZ.
- Sí, señor Muñoz
Después de decir estas palabras, me miró y se adentró en el luminoso pasillo de cuarentena. Cuando ya no nos oía, Múñoz se sentó a mi lado y me quitó las esposas. Traté de apartarme, alarmada.
- Tranquila 005, no te voy a hacer daño- dijo Múñoz
- ¿Qu-qué ocurre?- pregunté
- Tienes una voz muy bonita, ¿Cómo te llamas?
- 005
- No- dijo riéndose- digo tu nombre real.
- Ro-Roxy
- Vale Roxy, eres una niña preciosa y muy buena y ya no te vamos a hacer sufrir más.
- No mi-ientas, por f-favor- poco a poco, podía hablar mejor, pero seguía muy asustada.
- No te miento, toma - dijo Múñoz
En ese momento me dió una caja rectangular grande envuelta como si fuera un regalo. - Es la muestra de que no miento, puedes confiar en mí o no, pero yo confío en que estarás lista en el comedor en una hora.
Yo no confiaba en él, pero mi estado era penoso y no tenía elección. En ese momento estaban siendo "amables" conmigo. No sé hasta qué punto llegará esa amabilidad, pero no podía pensar, no en ese estado. Al abrir la caja, me encontré con lo último que me esperaba encontrar.

Un Secreto PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora